La FAO y la OMS publican nuevas directrices sobre legislación y etiquetado
25 de noviembre de 2015, Roma – Treinta años después de que la FAO pusiera en marcha por primera vez suCódigo Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas, el organismo de la ONU ha hecho un llamamiento a los países para que se aseguren que los marcos normativos nacionales que rigen el manejo de los plaguicidas se mantienen actualizados.
"A pesar de los avances muy significativos logrados desde la promulgación original del Código, muchas normas nacionales para el manejo de plaguicidas necesitan ser mejoradas para hacer frente a los desafíos de hoy", aseguró Ren Wang, Director General Adjunto de FAO al frente del departamento de Agricultura y Protección del Consumidor. Ahora sabemos mucho más sobre las consecuencias a largo plazo sobre la salud y el medio ambiente de los plaguicidas, se han puesto en marcha nuevos acuerdos internacionales y se reconoce ampliamente que la mala gestión de los plaguicidas puede tener efectos negativos sobre el comercio de productos agrícolas. La legislación sobre plaguicidas formulada en las décadas de los años 80 y 90 necesita revisarse para asegurar que los países protegen eficazmente a las personas y el medio ambiente, advirtió Wang. Añadió que a nivel mundial, el uso de plaguicidas ha seguido creciendo en las últimas tres décadas. Los datos de la industria indican que el tamaño del mercado mundial de plaguicidas se ha duplicado en los últimos 15 años y en la actualidad supera los 50 000 millones de dólares EEUU anuales en ventas. Nuevas directrices sobre legislación y etiquetado Para ayudar a hacer frente a estos retos, la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado un par de directrices actualizadas sobre legislación y etiquetado de plaguicidas que tienen en cuenta los nuevos avances y preocupaciones. Las directrices revisadas explican en detalle los elementos de un marco jurídico nacional de plaguicidas valido, que sirva como referencia a los gobiernos que están revisando o actualizando la legislación sobre plaguicidas existente o redactándola a partir de cero. Y un conjunto de estas directrices está dirigido a las autoridades reguladoras de pesticidas -sobre todo en los países en desarrollo y países con economías en transición- que elaboran o revisan los requisitos nacionales de etiquetado de plaguicidas. Las etiquetas de los plaguicidas -elemento fundamental en la protección de la salud humana y para evitar los impactos ambientales negativos- explican cómo utilizar los productos de forma correcta y lícita, describen los peligros potenciales y las medidas cautelares, y dan instrucciones sobre cómo responder a intoxicaciones o vertidos.
"La FAO insta a todos los países a tener en cuenta estas directrices en la revisión de sus actuales regímenes legislativos y de etiquetado de plaguicidas, con el objetivo de proteger mejor la salud humana y el ambiente y hacer la agricultura más sostenible", señaló Wang. Código que pone orden en un caos legislativo "El Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de 1985 ayudó a imponer un orden muy necesario en una situación de salvaje Oeste, en la que muchos países aún no tenían legislación para el control de plaguicidas, y los problemas con la salud y el medio ambiente derivados de su mal uso eran galopantes", según Wang. "Los que pagaron el precio más alto fueron los millones de agricultores pobres sin acceso a la información, formación y medios adecuados de protección". El Código –que cambió su nombre al de Código de Conducta sobre manejo de plaguicidas y que ha sido actualizado varias veces, la última en 2013- junto con una serie de directrices técnicas de la FAO, trabajo normativo y programas de campo, ha proporcionado un marco de referencia internacional sobre el control de los plaguicidas tanto para los gobiernos como para el sector privado. Hoy en día, casi todos los países cuentan con una legislación vigente sobre plaguicidas y los productos generalmente están mejor etiquetados. Los plaguicidas más tóxicos han sido retirados del mercado en muchos países, y cada vez se van incorporando con más frecuencia enfoques alternativos a la utilización de productos químicos en la agricultura, como el integrado, que hace hincapié en los métodos naturales para controlar y prevenir las plagas y enfermedades. A pesar de este notable progreso, aún queda mucho por hacer. La FAO dará prioridad al apoyo a los países para fortalecer su capacidad de aplicar la legislación y promover el manejo integrado de plagas para reducir la dependencia de los plaguicidas. El Organismo de la ONU proporcionará también orientación a los gobiernos para ayudarles a revisar su lista nacional de plaguicidas autorizados con el fin de identificar los plaguicidas sumamente peligrosos que requieran atención especial, por ejemplo porque la manera en que se utilizan comúnmente en el país puede plantear riesgos elevados para la salud o el medio ambiente. | ||
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