Afirman que superan en contenido de
hierro y zinc a las variedades convencionales
Santo Domingo.- El Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (CONIAF) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (IDIAF), presentaron 10 nuevas líneas biofortificadas del cultivo de habichuela obtenidas en el país, cuyo contenido de hierro y zinc supera el de las variedades convencionales.
Juan Chávez y Rafael Pérez Duvergé, Directores de ambas instituciones, señalaron que los nuevos genotipos son líneas avanzadas de frijol NUA (nutrición andina), de color rojo moteado, que recibieron evaluaciones agronómicas y de laboratorio en el marco del proyecto “Desarrollo de germoplasma en habichuela (Phaseolus vulgaris L.) Biofortificadas en República Dominicana”.
En una declaración conjunta, explicaron que el objetivo del proyecto, ejecutado en las provincias San Juan y La Vega, es desarrollar líneas y variedades biofortificadas de habichuela a través de un programa de mejoramiento mediante la incorporación de genes que produzcan granos con alto contenido de hierro y zinc.
Definieron la biofortificación como el aumento en el valor nutricional de los alimentos vegetales obtenido mediante métodos convencionales de mejoramiento de cultivos o técnicas de ingeniería genética, el cual contrasta con la fortificación poscosecha, en la que los nutrientes son agregados durante el procesamiento.
También señalaron que, en comparación con las 44 y 29 unidades partes por millón (ppm) de hierro y zinc que contienen las variedades testigos, las nuevas líneas presentan, respectivamente: NUA-40B, 67 y 37; NUA-294, 65 y 42; RD-201197-1, 65 y 30; NUA-239, 65 y 32; NUA-367, 64 y 25; NUA-195, 61 y 25; NUA-512, 58 y 37; NUA-145, 57 y 55; NUA-230-A, 61 y 36, y NUA-289, con 56 y 37.
Juan Chávez, Director Ejecutivo del CONIAF, recomendó multiplicar estas líneas de habichuelas que tienen confirmado un alto contenido de hierro y zinc, para ser incorporadas en los ensayos formales, en los planes sociales del Gobierno, y en el almuerzo escolar.
Manifestó que la biofortificación de cultivos como la habichuela es una alternativa para combatir deficiencias nutricionales, y forma parte de un enfoque integral de sistemas de alimentación que busca reducir la desnutrición.
El director del IDIAF, Rafael Pérez Duvergè, dijo que para cumplir con los objetivos del proyecto, se siguió un riguroso proceso de investigación que incluyó las siguientes actividades: evaluación del contenido nutricional de líneas y variedades, viveros de habichuela y pruebas de adaptación, y ensayos de rendimiento.
El proceso, ejecutado por los científicos Julio Nin, Ana Mateo, y Juan A. Cueto, también incluyó estudios sobre ensayos de incremento generacional, pruebas de rendimiento regional y semi-comercial, y encuestas sobre preferencias de los agricultores.
Todos los detalles del proceso de investigación pueden ser observados en el material de divulgación titulado “Socialización de resultados de investigación de tres proyectos de habichuela”, disponible en el CONIAF.
Pie de foto: Ensayo de líneas de habichuela rojo moteado desarrollado en la estación experimental Arroyo Loro, en San Juan de la Maguana.
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