Los pequeños campesinos necesitan ayuda para reconstruir sus medios de subsistencia mientras crecen las nuevas palmeras
27 de enero de 2014, Manila/Tacloban – Los productores de coco en las Filipinas necesitan ayuda con urgencia para restablecer sus medios de subsistencia casi tres meses después que el tifón Haiyan azotase el país, según advirtió hoy la FAO.
El tifón derribó millones de árboles cuando tocó tierra en noviembre y la segunda región productora de cocos más grande del país, Visayas Oriental, fue una de las zonas más afectadas.
Solamente en esta región unos 33 millones de cocoteros resultaron dañados o destruidos y más de un millón de agricultores dedicados a su cultivo se vieron afectados. La Autoridad Filipina del Coco (PCA, por sus siglas en inglés) ha calculado las pérdidas en unos 396 millones de dólares EEUU.
"Los agricultores están replantando, pero lo que agrava la situación es que los nuevos cocoteros necesitan entre seis y ocho años para alcanzar la madurez y volver a la plena producción", explicó Rajendra Aryal, Representante de la FAO en funciones en Filipinas.
"Es muy importante desarrollar fuentes alternativas de ingresos para esos pequeños agricultores, hasta que sus cocoteros sean productivos de nuevo. La diversificación y el intercalado de cultivos puede ofrecer un acceso clave a insumos y permitir restablecer la autosuficiencia, creando resiliencia en las comunidades para hacer frente a futuros desastres”, explicó Aryal.
Los cocos son uno de los cultivos más importantes de Filipinas. El país es el segundo mayor productor de coco en el mundo, con el 26,6 % de la producción mundial.
La devastación ha repercutido en toda la cadena de valor, afectando a la gente implicada en ella directa o indirectamente, desde propietarios, trabajadores y comerciantes a la dedicada al transporte y la logística.
Riesgo de aumento de la vulnerabilidad
"El cultivo del coco es mi principal fuente de ingresos, y con el paso del tifón he perdido todos mis árboles", se lamentaba Domingo Brivia, un pequeño agricultor de Barangay Tacurana, en la isla de Leyte, en Visayas Oriental.
"Si no consigo algún tipo de ayuda pronto voy a tener que pedir dinero prestado, pero los tipos de interés son tan altos que tengo miedo", añadió.
Brivia y otros campesinos como él se enfrentan a tipos de interés de hasta el 120% si recurren al endeudamiento. Como arrendatarios de tierras que han perdido todas sus posesiones, no pueden recurrir a la venta de sus activos para sobrevivir.
Plan de recuperación
La FAO está trabajando estrechamente con la Autoridad Filipina del Coco desus socios humanitarios y organizaciones locales para desarrollar un plan de recuperación para el sector en Visayas Oriental.
Éste incluirá la limpieza de árboles caídos a través de programas coordinados de dinero por trabajo, la introducción de cultivos que se pueden sembrar junto a los cocoteros replantados, y proporcionando medios de vida alternativos para los campesinos afectados.
"La prioridad para nosotros es apoyar a los productores de coco, que ahora no tienen acceso a ingresos", explicó Dante Delima, Subsecretario Adjunto de Operaciones en el Departamento de Agricultura de Filipinas, órgano del que depende la Autoridad Filipina del Coco.
Llamamiento de la FAO
También que se necesitan esfuerzos para la recuperación en otros sectores, según la FAO.
Las comunidades agrícolas remotas en zonas altas que han recibido poca o ninguna ayuda humanitaria, los pescadores y las comunidades costeras, y los criadores de ganado de traspatio que perdieron sus animales necesitan todos ellos ayuda urgente.
La FAO ha hecho un llamamiento para conseguir 38 millones de dólares EEUU para apoyar a más de 128 000 familias gravemente afectadas en Filipinas, y hasta el momento ha recibido 12 millones.
La Organización ha proporcionado a unas 44 000 de las familias de agricultores más afectadas semillas de arroz y fertilizantes a tiempo para la temporada de siembra de diciembre y enero. Se espera así producir lo suficiente para alimentar a alrededor de 800 000 personas durante un año.
"Tenemos que aprovechar estos logros, asegurándonos de que todo el trabajo realizado a raíz del tifón no se echa a perder", señaló Aryal. "Ello requiere –añadió- el apoyo constante y generoso de la comunidad de donantes para garantizaer que los agricultores y pescadores afectados puedan reiniciar sus vidas. "
El trabajo de la FAO en Filipinas ha sido posible gracias al apoyo de los Gobiernos de Bélgica, Suiza, Italia, Irlanda, Noruega, el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), el Fondo Central para Emergencias de las Naciones Unidas (CERF) y el público en general, así como con la movilización de los propios mecanismos de financiación de emergencia de la FAO.
El tifón Haiyan golpeó la región central de Filipinas el 8 de noviembre de 2013, provocando la muerte de más de 6 000 personas y afectando a otros 14 millones, y causando daños a cerca de 600 000 hectáreas de tierras de cultivo.
El tifón derribó millones de árboles cuando tocó tierra en noviembre y la segunda región productora de cocos más grande del país, Visayas Oriental, fue una de las zonas más afectadas.
Solamente en esta región unos 33 millones de cocoteros resultaron dañados o destruidos y más de un millón de agricultores dedicados a su cultivo se vieron afectados. La Autoridad Filipina del Coco (PCA, por sus siglas en inglés) ha calculado las pérdidas en unos 396 millones de dólares EEUU.
"Los agricultores están replantando, pero lo que agrava la situación es que los nuevos cocoteros necesitan entre seis y ocho años para alcanzar la madurez y volver a la plena producción", explicó Rajendra Aryal, Representante de la FAO en funciones en Filipinas.
"Es muy importante desarrollar fuentes alternativas de ingresos para esos pequeños agricultores, hasta que sus cocoteros sean productivos de nuevo. La diversificación y el intercalado de cultivos puede ofrecer un acceso clave a insumos y permitir restablecer la autosuficiencia, creando resiliencia en las comunidades para hacer frente a futuros desastres”, explicó Aryal.
Los cocos son uno de los cultivos más importantes de Filipinas. El país es el segundo mayor productor de coco en el mundo, con el 26,6 % de la producción mundial.
La devastación ha repercutido en toda la cadena de valor, afectando a la gente implicada en ella directa o indirectamente, desde propietarios, trabajadores y comerciantes a la dedicada al transporte y la logística.
Riesgo de aumento de la vulnerabilidad
"El cultivo del coco es mi principal fuente de ingresos, y con el paso del tifón he perdido todos mis árboles", se lamentaba Domingo Brivia, un pequeño agricultor de Barangay Tacurana, en la isla de Leyte, en Visayas Oriental.
"Si no consigo algún tipo de ayuda pronto voy a tener que pedir dinero prestado, pero los tipos de interés son tan altos que tengo miedo", añadió.
Brivia y otros campesinos como él se enfrentan a tipos de interés de hasta el 120% si recurren al endeudamiento. Como arrendatarios de tierras que han perdido todas sus posesiones, no pueden recurrir a la venta de sus activos para sobrevivir.
Plan de recuperación
La FAO está trabajando estrechamente con la Autoridad Filipina del Coco desus socios humanitarios y organizaciones locales para desarrollar un plan de recuperación para el sector en Visayas Oriental.
Éste incluirá la limpieza de árboles caídos a través de programas coordinados de dinero por trabajo, la introducción de cultivos que se pueden sembrar junto a los cocoteros replantados, y proporcionando medios de vida alternativos para los campesinos afectados.
"La prioridad para nosotros es apoyar a los productores de coco, que ahora no tienen acceso a ingresos", explicó Dante Delima, Subsecretario Adjunto de Operaciones en el Departamento de Agricultura de Filipinas, órgano del que depende la Autoridad Filipina del Coco.
Llamamiento de la FAO
También que se necesitan esfuerzos para la recuperación en otros sectores, según la FAO.
Las comunidades agrícolas remotas en zonas altas que han recibido poca o ninguna ayuda humanitaria, los pescadores y las comunidades costeras, y los criadores de ganado de traspatio que perdieron sus animales necesitan todos ellos ayuda urgente.
La FAO ha hecho un llamamiento para conseguir 38 millones de dólares EEUU para apoyar a más de 128 000 familias gravemente afectadas en Filipinas, y hasta el momento ha recibido 12 millones.
La Organización ha proporcionado a unas 44 000 de las familias de agricultores más afectadas semillas de arroz y fertilizantes a tiempo para la temporada de siembra de diciembre y enero. Se espera así producir lo suficiente para alimentar a alrededor de 800 000 personas durante un año.
"Tenemos que aprovechar estos logros, asegurándonos de que todo el trabajo realizado a raíz del tifón no se echa a perder", señaló Aryal. "Ello requiere –añadió- el apoyo constante y generoso de la comunidad de donantes para garantizaer que los agricultores y pescadores afectados puedan reiniciar sus vidas. "
El trabajo de la FAO en Filipinas ha sido posible gracias al apoyo de los Gobiernos de Bélgica, Suiza, Italia, Irlanda, Noruega, el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), el Fondo Central para Emergencias de las Naciones Unidas (CERF) y el público en general, así como con la movilización de los propios mecanismos de financiación de emergencia de la FAO.
El tifón Haiyan golpeó la región central de Filipinas el 8 de noviembre de 2013, provocando la muerte de más de 6 000 personas y afectando a otros 14 millones, y causando daños a cerca de 600 000 hectáreas de tierras de cultivo.
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