La FAO pide salvar las pequeñas explotaciones bananeras e ir mas allá de soluciones temporales
12 de diciembre de 2013, Roma – La FAO ha advertido que sin un mayor compromiso para combatir la sigatoka negra, enfermedad que ha devastado la producción de bananos y plátanos en el Caribe, la población vulnerable puede llegar a experimentar inseguridad alimentaria, si se permite que la situación provocada por esta plaga se deteriore aún más.
La sigatoka negra está considerada una de las enfermedades más peligrosas del banano y el plátano. Se propagó desde Asia y llegó al Caribe en 1991. Los pequeños productores de banano no fueron capaces de asumir por sí mismos los gastos para combatirla, y las explotaciones bananeras resultaron diezmadas.
"La industria del banano en el Caribe lleva luchando desde hace tiempo por salir adelante, pero la llegada de sigatoka negra fue la gota que colmó el vaso", aseguró Vyjayanthi López, Oficial de Producción y protección vegetal de la Oficina Subregional de la FAO para el Caribe, quien ha supervisado un programa regional para ayudar a cinco países a hacer frente a la emergencia. Se trataba de Dominica, Granada, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas en las Antillas, así como Guyana, en la parte continental de Sudamérica.
“Las principales armas de la industria bananera, en particular la investigación y el desarrollo, se han debilitado debido a las limitaciones financieras. Y sin una voz fuerte en defensa de estos agricultores, el sector, especialmente en las islas tendrá dificultades para recuperarse”, explicó López.
Los empleos agrícolas y de servicios generados por la producción bananera son vitales para los ingresos de las familias vulnerables y por lo tanto para su seguridad alimentaria. Por ejemplo, en San Vicente y las Granadinas, el 70 por ciento de la tierra cultivable se destina a la producción de banano, generando además el 70 por ciento del empleo en las islas. En 1990 este país caribeño exportó cerca de 80 000 toneladas de bananas. En 2011, el total de las exportaciones de los cinco países que pidieron ayuda a la FAO se redujeron a menos de 25 000 toneladas. Granada, por ejemplo, no exporta bananas hoy en día, mientras que en 1990 exportó 8 400 toneladas.
Guyana había perdido el 100 por cien de sus exportaciones de plátanos antes de las actuaciones emprendidas en el marco del proyecto de la FAO. Los países insulares del Caribe, por su parte, vieron descensos similares del 90 al 100 por cien de sus exportaciones de banano y plátano, y el comercio prácticamente se paralizó.
La enfermedad más grave
La sigatoka negra se desarrolla particularmente bien en climas cálidos y húmedos y con frecuencia se propaga por medio del comercio informal entre las islas.
La enfermedad aparece primero en forma de rayas estrechas y manchas negras, que a medida que se extienden pueden llegar a ennegrecer las hojas enteras de bananos y plátanos, bloqueando la fotosíntesis. Los racimos de bananos son más pequeños, al igual que el fruto, y debido a la maduración prematura que puede ocurrir incluso cuando el fruto está aún en el árbol, los bananos ya no son adecuados para la exportación.
Pequeñas granjas suministran a grandes empresas
Los pequeños agricultores producen la mayor parte de estos bananos que solían destinarse a los importadores de Norteamérica y Europa. Ya incluso antes de la sigatoka negra, sin embargo, muchos pequeños campesinos luchaban para salir adelante tras varias calamidades naturales continuadas, desde huracanes a inundaciones y sequías, así como la pérdida de los mercados tradicionales de exportación.
La propagación de la enfermedad contribuyó a que muchos de estos agricultores abandonaran sus bananales, ya que sencillamente carecían de recursos para los costosos tratamientos fungicidas que han ayudado a mantener su producción a otros grandes exportadores de banano. Los de Centroamérica, por ejemplo, han sobrevivido en gran medida gracias a la pulverización semanal de fungicidas para proteger cada nueva hoja de la planta.
Pero el uso inadecuado de fungicidas para combatir la sigatoka negra puede conducir en última instancia al desarrollo de la resistencia del patógeno a esos mismos fungicidas, que quedan sin efecto. Además, los fungicidas pueden producir la degradación del suelo y la contaminación del medio ambiente en general. A largo plazo no son sostenibles.
Alimento básico en todo el mundo
El banano es el alimento básico que ocupa la cuarta posición en el mundo, después del arroz, el trigo y el maíz. La producción anual se estima en unos 107 millones de toneladas, con tan sólo 16 millones de toneladas destinadas a los mercados internacionales, por valor de cerca de 9 000 millones de dólares EEUU . Cada año se producen en el mundo unas 37 millones de toneladas de plátanos.
El comercio internacional del banano se basa casi exclusivamente en un único tipo, el subgrupo Cavendish, mejorado para satisfacer el paladar y las exigencias estéticas de los consumidores en los países desarrollados. El Cavendish es también más resistente para el transporte internacional de larga distancia que las variedades locales, que pueden magullarse y echarse a perder. Sin embargo, el Cavendish es extremadamente susceptible a varias enfermedades del banano, incluida la sigatoka negra.
El futuro de bananos y plátanos en el Caribe
Algunos de los países más grandes y ricos del Caribe han logrado contrarrestar el daño económico por la pérdida de mercados de exportación causada por la enfermedad. La República Dominicana, por ejemplo, se ha centrado en el desarrollo de la producción de banano orgánico, usando técnicas de modernas de gestión de los cultivos, en lugar de los fungicidas, para proteger sus variedades Cavendish.
Guyana, por su parte, parece estar en condiciones de recuperar los mercados de exportación para sus plátanos en dos o tres años, ya que el gobierno ha asumido la estrategia y el plan de acción recomendados por la FAO, y canalizado mayores recursos a la reactivación de este sector clave para el país.
Cuba y Jamaica han optado a su vez casi por completo por cultivar bananos y plátanos resistentes en lugar de las variedades Cavendish para garantizar la seguridad alimentaria de la población local. Desde el principio fueron conscientes que la sigatoka negra representaba una amenaza para la seguridad alimentaria interna, no sólo para los ingresos de exportación.
Conseguir bananos resistentes
El mundo respiraría aliviado si los científicos pudieran finalmente desarrollar bananos similares al Cavendish en textura, sabor y durabilidad, pero con resistencia genética a la enfermedad.
Y más todavía sabiendo que los países productores de banano se enfrentan a una nueva amenaza: una nueva cepa de la enfermedad de Panamá, conocida como Tropical Race 4. En un principio estuvo limitaba a Asia oriental, pero se ha informado recientemente de su aparición en una finca bananera en Jordania y en otra en Mozambique. En ambos casos, las autoridades aseguran que la el brote ha sido aislado. Pero se sospecha que podría seguir propagándose y llegar a Latinoamérica y el Caribe, al igual que muchas otras enfermedades lo han hecho en el pasado.
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