Expertos de cuatro instituciones multilaterales de desarrollo (BID, ADB, AfDB y el Banco Mundial) participaron en el evento de evaluación organizado por el BID para discutir los retos y oportunidades relacionados con el trabajo en Estados Frágiles. Los países clasificados como frágiles se caracterizan por ser vulnerables a choques externos, según Nigel Roberts, codirector del Informe de Desarrollo Mundial del 2011 sobre Estados Frágiles.
En su discurso de apertura, Roberts resumió las principales lecciones aprendidas llegadas del terreno, mientras los otros expertos contribuyeron con información relevante sobre sus hallazgos en Afganistán, Haití, África Subsahariana y en micro-estados del Pacífico Sur. Según el panel, el apoyo internacional a los Estados Frágiles habitualmente llega con lentitud, es muy volátil, se va fácilmente y está caracterizado por una falta de coordinación de parte de los Donantes. Como consecuencia, los gobiernos en Estados Frágiles se sienten abrumados por las diferentes demandas y la alta afluencia repentina de ayuda llegando al país, lo cual ocasiona distorsiones en los salarios, incentivos, y en la planificación y capacidad de implementación. Bajo estas condiciones, los panelistas comentaron que en ocasiones los proyectos de desarrollo no logran efectivamente las metas establecidas y aumenta los riesgos fiduciarios y de implementación.
En cuanto al reto de trabajar con Estados Frágiles, Roberts remarcó el papel clave que los Bancos Multilaterales de Desarrollo deben jugar apoyando a los gobiernos a recuperar legitimidad y ganarse la confianza de los ciudadanos. A raíz del análisis del impacto de la inseguridad y la fragilidad institucional en los proyectos de desarrollo, el panel concordó que hay tres áreas prioritarias en el diseño de los programas de país con Estados Frágiles: seguridad ciudadana, justicia y creación de empleos.
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