Por Javier Mato


El cierre de Orizonia tiene muchas implicaciones para este país, ninguna de las cuales positiva. Pero hay dos especialmente dramáticas: por un lado la desaparición ahora sí total de España del negocio de la aviación charter de corto y medio recorrido, que se había desarrollado en este país desde los años cincuenta y, segundo, cerrada la única compañía que tenía una presencia mínima en el charter europeo, y sin oferta de vuelos regulares alternativa, los turistas por primera vez desde este verano ya sólo viajarán a nuestras costas en aerolíneas extranjeras.

Orbest, la línea aéreas de Orizonia, una empresa relativamente rentable, era la última compañía española que aún ofrecía vuelos europeos charter, y se suma a una larga lista de cierres que han dejado a este sector sin oferta. Para peor, tampoco las pocas aerolíneas regulares españolas (sólo quedan cuatro), han sustituido a las charter en el transporte de turistas europeos a nuestras playas, por lo que nuestro país ha perdido totalmente este negocio.

Sólo quedará, al parecer, una aún más reducida Orbest que, ahora de la mano de Barceló, hará vuelos al Caribe, compitiendo con Pullmantur (cuatro aviones), del grupo Nautalia. O sea, un negocio que, al menos inicialmente, será bastante marginal.

Desde los años cincuenta, decenas de millones de turistas europeos viajan cada año a las costas españolas, sin que Madrid sea consciente de ello, salvo cuando hace caja en Hacienda. Hasta los noventa, lo hacían exclusivamente en vuelos charter y hoy aún casi la mitad de los turistas usan estos servicios. España, desde los tiempos de Spantax, contó con una cuota de mercado que, aunque pequeña, proporcionaba puestos de trabajo cualificados y permitió crear en algunos aeropuertos un pequeño sector aeronáutico que daba trabajo a varios miles de trabajadores. A la vez que la desaparecida Spantax hubo compañías como Hispania, Air Spain, Meridiana, Viva, Universair, Futura o mucho más recientemente Spanair, la propia Air Europa y la ahora caída Iberworld, hoy Orbest. También Aviaco, en su momento, tuvo una participación significativa en este negocio. España transportaba algo más del diez por ciento de los turistas, con la pretensión nunca lograda de llegar al quince.

El charter entró en caída en toda Europa en los noventa, con la liberalización del espacio aéreo. Pero aún sobreviven muchas aerolíneas, como Thomson, Germania, ThomasCook, Condor, Tuifly o Jetair. En España, en cambio, el cierre de Orizonia y de su filial, Orbest, supone la desaparición absoluta de la presencia española en este negocio de corto y medio radio, tras sesenta años.

Pero hay algo peor: el viajero charter ha migrado en buena medida hacia el vuelo regular, por lo que hoy Air Berlín, Norwegian, Jet2, Germanwings, Ryanair o EasyJet son sus herederas, sin ninguna presencia española.

La conclusión es que hoy ni un turista vacacional europeo llega a nuestro país ni en charter ni en regular con líneas aéreas que tengan base aquí. En plena crisis, no está mal preguntarse por qué España ha perdido todo su negocio charter y por qué no ha sido capaz de tener ni siquiera la más mínima presencia tampoco en el turismo en vuelo regular.

Fuente:http://www.preferente.com