Reporte analiza la tenencia de tierras en América Latina y el Caribe
Brinda un estudio sectorial de la agricultura, la ganadería, la pesca, los bosques y el bienestar rural.
Santiago de Chile y Punta del Este, 6 de noviembre, 2012 – FAO, CEPAL e IICA presentaron una nueva publicación conjunta, Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas, que hace una radiografía del contexto macroeconómico de América Latina y el Caribe, el estado de su agricultura, ganadería, bosques, pesca y desarrollo rural, e incluye un apartado especial que analiza la tenencia de tierra en la región.
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, destacó que “el contexto actual es favorable para rescatar el rol del Estado en la provisión de bienes públicos para la agricultura, para promover una mayor participación de los actores del sector en los procesos de elaboración de políticas y para propiciar una mayor colaboración público-privada, sobre todo para incrementar la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i)”.
“El potencial de la agricultura en las Américas ha estado limitado, en gran medida, por las crecientes brechas de productividad, lo que hace necesario retomar la inversión en I+D+i, así como generar estrategias de desarrollo tecnológico dirigidas a la pequeña agricultura”, dijo Víctor M. Villalobos, Director General del IICA.
Con respecto a la tenencia de la tierra, Perspectivas señala que la región sigue experimentando un de cambio estructural, que incluye procesos de minifundización y de concentración de tierras.
“Un aspecto clave para avanzar hacia la erradicación total del hambre en la región es que los pequeños agricultores tengan mayor acceso a recursos como la tierra. Dado el potente crecimiento económico y agrícola regional, es inaceptable que aún hayan 49 millones de hambrientos”, señaló el Representante Regional de la FAO, Raúl Benítez.
Desigualdad en la tenencia de la tierra
Según Perspectivas, la región cuenta con millones de pequeñas explotaciones campesinas que coexisten con medianas y grandes, generando una estructura agraria muy heterogénea. En esta se reproduce un esquema de desigualdad en la distribución de activos que perpetúa y acentúa las brechas de productividad.
El antiguo latifundio ha dado paso a grandes empresas capitalistas insertas en los circuitos del comercio internacional, mientras que la pequeña propiedad experimenta un proceso de fragmentación, originado por ventas y herencias. En algunos países, las tensiones entre campesinos con o sin tierras y grandes propietarios se siguen manifestando con fuerza.
Otro problema a enfrentar es la irregularidad de la tenencia: en la mayoría de los países, una gran cantidad de explotaciones agrícolas no posee títulos de propiedad -fenómeno particularmente marcado en los países del Caribe y en las zonas de frontera agrícola de Centroamérica y América del Sur-, lo que frena la inversión, genera conflictos sociales e impide generar adecuados planes de ordenamiento territorial.
El acaparamiento de tierras es otro fenómeno incipiente en la región, y aunque por ahora se presenta en pocos países, puede producir el desplazamiento de la población local y generar un nuevo tipo de latifundio y problemas de soberanía territorial.
Desaceleración importante de la tasa de crecimiento del PIB
El documento destaca que la incertidumbre respecto a la recuperación del crecimiento en las economías avanzadas enciende la alerta sobre la necesidad de establecer medidas de políticas adicionales para mantener el crecimiento en la región. En América Latina y el Caribe se registró una desaceleración importante en la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2011, que se extendió a las proyecciones para 2012, en comparación con el repunte del año 2010.
No obstante, las economías de la región exhiben condiciones macroeconómicas que, aunque con diferencias entre los países, les permitirían ejercer políticas fiscales contracíclicas y reforzar las redes de protección social para atender a las poblaciones más vulnerables.
Visión subsectorial
La desaceleración del crecimiento mundial y la alta variabilidad climática son los principales retos para la agricultura regional en el corto plazo. Se espera que en el 2013, ante una posible moderación de la volatilidad en los precios, adquieran mayor importancia los efectos del clima y de la demanda internacional sobre la producción agrícola.
La producción de carne y leche ha crecido en el orden de los dos dígitos en los últimos 10 años en la región, superando con creces las tasas de crecimiento en Estados Unidos y Europa. El informe destaca la importancia del fortalecimiento de los sistemas de producción pecuaria familiar para disminuir el impacto del alza de los precios de los alimentos y contribuir en la lucha contra la desnutrición crónica infantil en zonas rurales y comunidades vulnerables. El conflicto entre el crecimiento de la industria y su impacto ambiental requerirá un enfoque más decidido, pero equilibrado a la vez, para mejorar la productividad junto con políticas de desarrollo pecuario sostenible.
La pesca y la acuicultura regional continúan mostrando altos índices de concentración: Perú, Chile y México aportan el 72% de las capturas silvestres y, sumando a Argentina y Brasil, se totaliza el 86%. Según las tres agencias, los Estados deben seguir explorando medidas que mejoren la gobernabilidad sectorial y que aumenten el empleo, la contribución a la seguridad alimentaria y el bienestar general de la región. El pequeño productor sigue enfrentando desafíos que no logra resolver por sí solo, requiriéndose de políticas de apoyo de largo aliento, explica el documento.
En cuanto al sector forestal, se destaca la reducción en la tasa de deforestación, en alrededor del 20% en el último quinquenio, en relación con el período anterior. Sin embargo, aún es aproximadamente tres veces superior a la tasa anual de la pérdida de la cobertura forestal a nivel global. El documento también evidencia que hay un incremento de la superficie de bosques destinados, como función primaria, para usos diferentes al aprovechamiento maderero, y también una mayor comprensión de la importancia de los bosques como proveedores de bienes y servicios ambientales, para beneficio local y global.
Crece empleo femenino y el empleo no agrícola
Según Perspectivas, durante las últimas dos décadas se redujo el peso del empleo agrícola en el sector rural, al tiempo que se produjo un incremento del empleo de las mujeres (sobre todo en actividades no agrícolas) y un aumento del empleo asalariado versus la caída del empleo por cuenta propia.
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