Posted: 18 Nov 2012 06:36 AM PST
Susana Blázquez - El sello distintivo de la energía brasileña son los biocombustibles. La historia se remonta a 1532, cuando se introdujo la caña de azúcar en el Estado de Pernambuco para convertirla en una industria con vocación exportadora. Cuatro siglos después, en 1919, el gobernador del mismo Estado impuso el etanol como el carburante de los vehículos oficiales, marcando la diferencia para llevar a Brasil al liderato mundial de los biocombustibles. Es el segundo productor mundial de etanol y el quinto de biodiésel, según datos de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal). Para no perder pie, el país pisa el acelerador de la producción de ambos combustibles y llegará a doblar la del etanol en 2019.
Brasilia.