América Latina y el Caribe ingresan a etapa
de menor crecimiento; aun así desempleo se ubicó en 6,5 por ciento el año
pasado, muy por debajo del pico de 11 por ciento observado en 2002-03
A pesar de un menor crecimiento,
América Latina se acerca a mínimos históricos de desempleo
·
La región
crecerá 3,0% en 2012, en consonancia con la aguda desaceleración del
crecimiento en el mundo
·
Una menor desigualdad
en el ingreso, bajo desempleo y salarios reales más estables, aspectos clave de
la nueva cara de ALC
WASHINGTON, Octubre de
2012 — Este año la región de
América Latina y el Caribe (ALC) crecerá 3,0 por ciento, en consonancia con la
tendencia mundial. Sin embargo, incluso después que el Producto Interno Bruto
(PIB) comenzara a desacelerarse, la tasa de desempleo en la región se ubicó en
6,5 por ciento el año pasado, cerca de los mínimos históricos y muy por debajo
del máximo de 11 por ciento alcanzado hace una década, de acuerdo al último
informe semestral, El papel del mercado laboral en la transformación de
América Latina, publicado por la Oficina del Economista Jefe del Banco
Mundial para la región.
El informe complementa, a
nivel regional, el recientemente publicado Informe
sobre Desarrollo Mundial: Empleos del Banco Mundial.
Las más recientes
proyecciones de consenso prevén que el PIB latinoamericano crecerá entre 3,8 y
4 por ciento en 2013, luego de expandirse 6 por ciento en 2010 y 4 por ciento
en 2011. Esta nueva fase refleja una desaceleración significativa en dos de las
economías más grandes de la región. Se espera que Argentina y Brasil crezcan 2
por ciento o menos en 2012.
Aun así, muchos países de
la región apuntan a crecer por encima del promedio regional, incluidos Bolivia,
Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México (cuya recuperación fue a la zaga
de los demás en ALC pero ahora cobra impulso), República Dominicana, Uruguay y
Venezuela. En 2012, Panamá y Perú tendrán
el mejor desempeño de la región, con tasas cuasi asiáticas de 8 y 6 por ciento,
respectivamente.
“Detrás de la
desaceleración regional subyacen factores mundiales e internos. Por un lado se
observa una menor actividad económica en importantes polos de crecimiento como
Europa y China, que impacta de forma negativa en la demanda de las
exportaciones de ALC. Por el otro, muchos países de ingreso medio parecen
haberse expandido a su máximo potencial durante 2010-2011”, dijo el Economista Jefe del Banco Mundial para
la región, Augusto de la Torre. “Para poder avanzar y mantener un nivel
de crecimiento elevado, los países de América Latina deben solucionar su baja
productividad”.
El informe también analiza
el importsnte papel de los mercados laborales en la transformación de la región
durante la década pasada. Entre sus hallazgos más importantes se encuentra la
creación de más de 35 millones de puestos de trabajo adicionales en la década
de 2000. Asimismo, la históricamente elevada informalidad disminuyó en siete de
los nueve países donde puede ser medida de manera consistente a través del
tiempo.
Aún más significativo es el
hecho que los salarios tuvieron un papel fundamental en los avances sin
precedentes en términos de reducción de la desigualdad de ingreso. Esta disminución representó una caída de
cuatro puntos en el coeficiente de Gini (un índice compuesto que mide la
desigualdad) del ingreso laboral, en marcado contraste con la creciente
desigualdad salarial y de ingreso en los países ricos.
El informe subraya tres
cambios importantes en la fuerza laboral latinoamericana que tuvieron lugar en
las últimas décadas:
·
Composición: El
aumento constante de la participación de la mujer comenzó a finales de la
década de 1970 y continuó hasta la de 2000, si bien a un ritmo menor. En 2010,
el 65 por ciento de las mujeres latinoamericanas de entre 25 y 65 años de edad
formaba parte de la fuerza laboral.
·
·
Educación: Desde la década de 1990,
los años de escolaridad promedio aumentaron en tres años adicionales, mientras
que las mujeres superaron a los hombres en rendimiento educativo.
·
·
Estabilidad salarial: El largo historial de la región en términos de volatilidad salarial
aunada a problemas inflacionarios llegó a su fin. Aun durante la reciente
crisis mundial los salarios reales permanecieron estables y no derivaron en
mayor desempleo. Detrás de este fenómeno se encuentra la creciente credibilidad
de la política monetaria llevada a cabo por los diferentes Bancos Centrales.
Sin embargo, ¿fueron estos
cambios la razón detrás de la disminución de la desigualdad en la región? Una
mirada a la composición de la fuerza laboral y el nivel educativo, en
particular, sugiere que no lo fueron. De hecho, ambos crecieron de manera
sostenida durante la década de 1990 y 2000, aun cuando la desigualdad de la
región apenas comenzó a declinar durante la de 2000.
“Encontramos que la
disminución de la desigualdad se relaciona a la rentabilidad de la educación,
que mide cuánto ganan las personas relativo a su nivel educativo”, dijo de la Torre. “La brecha entre los
salarios de los trabajadores con educación terciaria y secundaria y aquellos
con educación primaria o menos comenzó a disminuir en la década de 2000, tras
permanecer relativamente plana o ascendente en la de 1990. Si bien la enorme
mayoría de los trabajadores con título universitario siguen ganando bastante
más que aquellos sin el mismo, no ganan tanto como solían en comparación con su
pares menos educados”.
El informe apunta a dos
explicaciones potencialmente inquietantes para esta pérdida en la rentabilidad
de la educación:
1. La calidad de la educación terciaria puede no haber
dado abasto con la demanda creciente, como sugiere la ampliación observada en
la dispersión salarial entre trabajadores con educación universitaria.
2. La demanda de trabajo capacitado en la región no es
tan alta como se esperaba. Esto puede ser el resultado del auge del sector
primario que ha fomentado la expansión de los sectores no transables, como los
servicios y la construcción, que en promedio tienden a ser menos intensivos en
trabajo calificado que los sectores transables no primarios como la
manufactura.
Ambas explicaciones son plausibles.
Además, apuntan a que los tremendos avances en términos de cobertura educativa
deberían verse acompañados de un mayor énfasis en mejorar la calidad. Dicha
inversión, concluye el informe, no solo ayudaría a generar una fuerza laboral
más capacitada y mejor remunerada, sino que también le permitiría a la región
crecer a una tasa mayor.
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