Combatir la plaga de manera integrada, ecológica y sostenible
16 de febrero de 2018, Roma - Ante la amenaza de la infestación de millones de hectáreas de maíz -la mayoría a cargo de pequeños agricultores- a causa de la incesante propagación del gusano cogollero del maíz en gran parte de África, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó hoy una exhaustiva guía sobre la gestión integrada de la plaga.
Este manual ha sido desarrollado en colaboración con numerosos socios, entre ellos el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), el Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos (ICIPE), la Universidad de Lancaster (Reino Unido), el Centro sobre Agricultura y Biociencias Internacional (CABI), la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA), el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA).
La publicación ayudará a los pequeños campesinos y al personal agrícola en el terreno a gestionar la amenaza del gusano cogollero -también denominado “oruga tardía” (spodoptera frugiperda)- de manera más eficaz, en medio de los temores de que la plaga pueda empujar a más personas hacia el hambre. África central y austral se encuentran de manera particular en alerta máxima, ya que en estas regiones está actualmente en curso la principal temporada de cultivo del maíz.
Basada en un enfoque de aprender sobre la marcha y diseñada para las Escuelas de campo para agricultores (ECA), la guía está repleta de consejos prácticos. Ayuda a una correcta identificación de este nuevo enemigo por parte de los agricultores africanos, y ofrece opciones para gestionar al gusano -conocido en inglés con el acrónimo FAW (Fall armyworm)- de forma integrada, ecológica y sostenible.
“Sabemos que la capacitación del agricultor y la acción comunitaria son fundamentales para gestionar mejor la plaga, y para frenar su propagación tanto como sea posible”, aseguró Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO.
“La guía aprovecha la experiencia de los agricultores e investigadores de las Américas que han estado combatiendo la plaga durante siglos, así como en nuevas tecnologías y lecciones aprendidas hasta ahora en África.
Le da a los agricultores africanos y a los trabajadores agrícolas de primera línea los consejos prácticos que necesitan para encarar de lleno al gusano”, añadió Semedo.
La FAO hace también un llamamiento a los países africanos que posiblemente se verán pronto afectados -dada la actual distribución de la plaga en África- para que se preparen reforzando los sistemas de alerta temprana a nivel comunitario, sensibilicen a los agricultores y utilicen las herramientas disponibles, entre ellas la guía.
A principios de 2018, solo diez (la mayor parte en el norte del continente) de los 54 Estados y territorios africanos no han señalado padecer infestaciones de esta invasiva plaga.
La guía en detalle
“Dado que el gusano cogollero es nuevo en África, resulta crucial que los agricultores y extensionistas tengan un correcto conocimiento de su comportamiento y de las prácticas de manejo de la plaga para gestionarla de manera efectiva sin perjudicar a la salud humana y el medio ambiente”, dijo por su parte Bukar Tijani, Director General Adjunto de la FAO y Representante Regional para África.
Las principales directrices y consejos sobre la gestión eficaz y sostenible del gusano incluyen:
• Inspeccionar los campos y observar el estado de los cultivos: su salud y los signos de presencia del insecto.Los campesinos pueden actuar directamente aplastando los conjuntos de huevos y las larvas jóvenes.
• El daño del gusano puede parecer alarmante, pero las plantas de maíz tienen una gran capacidad para compensar ese daño y, a menudo, se pierde poco rendimiento.
• Aprender sobre el comportamiento del insecto. Por ejemplo: saber cómo y dónde la polilla adulta hembra pone sus huevos puede ayudar a determinar dónde sembrar cultivos mixtos, lo que puede evitar una mayor propagación de la plaga.
• Entender el importante papel del control biológico natural en la gestión de la plaga. Los estudios han demostrado que el gusano sufre hasta un 56 por ciento de mortalidad solo por parasitoides (insectos beneficiosos como avispas diminutas que matan los huevos o larvas del gusano).
o Los agricultores deben ser capaces de reconocer a los enemigos naturales del gusano y aprender a conservarlos y mejorarlos. Las hormigas ya han demostrado ser importantes depredadores del gusano.
o Los cultivos en Nigeria ya han mostrado altos niveles de mortalidad natural del gusano debido a entomopatógenos fúngicos y virales (organismos patógenos que matan a las larvas). Los agricultores pueden “reciclar” estos patógenos naturales.
o Los agricultores pueden probar los “remedios locales” -incluidos la aplicación de ceniza, cal, arena o tierra directamente en los verticilos infestados-, que algunos agricultores africanos ya han utilizado con éxito.
Plaguicidas o bioplaguicidas, ¿cuáles se deberían utilizar?
La guía recomienda que, a nivel de las políticas nacionales, se necesiten con urgencia información y recomendaciones sobre el papel de los plaguicidas para combatir el gusano.
A la vez se advierte que las aplicaciones de plaguicidas son costosas, pueden no funcionar debido a la resistencia, las técnicas de aplicación inadecuadas o el uso de productos de escasa calidad, y que afectarán negativamente a los enemigos naturales del gusano.
Aunque los agricultores pueden recibir plaguicidas gratis este año -y tal vez el próximo-, es dudoso que todavía los reciban a largo plazo. Por ello deben encontrarse soluciones alternativas y sostenibles, ya que la plaga ha llegado a África para quedarse, e infestará los campos de maíz durante muchos años.
Las iniciativas realizadas hasta la fecha en la mayoría de los países se han limitado al uso de plaguicidas sintéticos (especialmente organofosforados, piretroides sintéticos, algunos neonicotinoides y, en determinados casos, cócteles de plaguicidas). En algunos países, las aplicaciones de plaguicidas fueron principalmente respuestas de emergencia, que no se basaban en una evaluación del coste y el beneficio.
Los plaguicidas más antiguos -reconocidos como peligrosos y prohibidos en los países industrializados- están a menudo todavía disponibles y se utilizan de forma generalizada en los países africanos. Estos productos suponen un riesgo para la salud de los agricultores y sus entornos. Su uso también puede dar lugar a niveles de residuos de plaguicidas que podrían poner en peligro la comercialización de las cosechas, tanto en el mercado interno como en el de exportación.
Los bioplaguicidas -incluidos los basados en bacterias, virus y hongos- han sido ensayados, desarrollados, registrados y utilizados con éxito en las Américas.
El uso de plaguicidas botánicos y biológicos (algunas cepas del Bacillus thuringiensis (Bt), hongos y virus) ha ido señalado por varias fuentes como eficaz contra el gusano es efectivo, pero los bioplaguicidas no siempre están disponibles localmente en los países afectados.
Combatir la plaga
Las Escuelas de campo para agricultores han recibido el apoyo de la FAO desde hace más de veinticinco años, y han demostrado ser una estrategia eficaz para llegar a millones de pequeños campesinos y lograr que participen en un proceso de aprendizaje que redunde en una mejor gestión de sus cultivos y recursos naturales.
La FAO ha estado ya desarrollando la capacitación de instructores sobre cómo manejar la plaga en primera línea, para proteger los cultivos en los países más afectados por el gusano.
“Con esta guía, la FAO iniciará un programa continental de capacitación de instructores expertos para lanzar un Programa de Escuelas de campo para agricultores en toda África para la gestión sostenible de la plaga. Durante los próximos cinco años, la FAO y sus aliados pretenden llegar a 10 millones de agricultores a través de 40 000 Escuelas de campo en África”, afirmó Allan Hruska, Coordinador técnico principal de la FAO sobre el gusano cogollero del maíz.
También se está trabajando para poner en marcha una aplicación del Sistema de seguimiento y alerta temprana frente a la plaga (FAMEWS, por sus siglas en inglés) en Madagascar, Zambia y Sudáfrica, que luego se implementará gradualmente en todo el continente. Una vez probada, la aplicación de la FAO permitirá a los agricultores enviar información vital sobre la salud de sus cultivos, ayudando a generar un conocimiento detallado y fiable de los niveles de infestación del gusano, el volumen de población adulta del insecto y de los resultados de las iniciativas tomadas para combatirlo.
La FAO y sus socios han estado a la vanguardia en la lucha contra la plaga, y continúan apoyando la prevención, la alerta temprana y los mecanismos eficaces de respuesta.
Además de la guía para las ECA y su despliegue en África, se tomaron medidas inmediatas tan pronto como se detectó el gusano en África al: reunir a expertos para compartir conocimientos y experiencias sobre el manejo sostenible de la plaga; brindar a los agricultores y los trabajadores agrícolas de primera línea los conocimientos, experiencia y confianza para hacer frente a la amenaza; apoyar a los países a mitigar el daño causado por la plaga, desarrollar planes de acción y capacitar a los extensionistas y agricultores.
La FAO desarrolló igualmente un Marco de asociación para la gestión sostenible del gusano cogollero a fin de proporcionar orientación para el desarrollo de proyectos y programas relacionados con la plaga y asegurar sinergias y complementariedades entre los diferentes socios de desarrollo.
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