La FAO, el BERD y la UpM quieren impulsar la seguridad alimentaria en el Mediterráneo
Aprovechar las inversiones públicas y privadas para mejorar la producción agrícola y la seguridad alimentaria es esencial para el Mediterráneo meridional y oriental
5 de mayo de 2015, Barcelona – Impulsar la producción agrícola sostenible y el comercio es una de las principales prioridades para la ribera meridional y oriental del Mediterráneo, donde la mayoría de los países producen cantidades insuficientes de alimentos básicos. Por esta razón, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) y la Unión para el Mediterráneo (UpM) han organizado conjuntamente el “Foro del sector privado sobre seguridad alimentaria en el Mediterráneo meridional y oriental”, una conferencia de dos días (5-6 de mayo) para profundizar en las relaciones entre el sector público y privado -desde los agricultores y sus organizaciones a las pequeñas, medianas y grandes empresas de agronegocios- y desarrollar iniciativas para aumentar la inversión en los sistemas agrícolas y alimentarios.
Inaugurado por Carlos Cabanas Godino, Secretario General del Ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Foro reúne a responsables de las políticas, a instituciones financieras y representantes del sector privado, centros de investigación y del mundo académico. Los participantes discutieron sobre cómo el sector público y privado pueden colaborar para reforzar la seguridad alimentaria en la región, permitiendo la inversión privada sostenible en un área geográfica caracterizada por el crecimiento demográfico, limitaciones en los recursos naturales y un déficit estructural en la producción de alimentos básicos.
Comercio
Los países de la región del Mediterráneo meridional y oriental importan la mitad de sus cultivos básicos. Las importaciones de productos agroalimentarios de la región aumentaron en 69 000 millones de dólares EEUU (un 63 por ciento), entre 2002 y 2013. Mientras tanto, las exportaciones se han quintuplicado desde 2000, hasta los 31 000 millones de dólares, incluidos fuertes aumentos en los envíos de frutas y verduras a los mercados de Oriente Próximo y África del Norte.
En 2013 la región importó 29 millones de toneladas de trigo. Es cada vez más dependiente de las importaciones de alimentos básicos como cereales, azúcar y aceite vegetal, que suministran la mayor parte de las calorías consumidas. Además, transportar el cereal desde el puerto al molino puede costar hasta cuatro veces más que el estándar mundial, debido al largo tiempo requerido para los buques, los costes de almacenamiento y el elevado nivel de las pérdidas de productos.
Tan elevada demanda de alimentos básicos se debe principalmente al rápido crecimiento de la población en una región que cuenta con recursos naturales limitados y frágiles -en particular tierra y agua- y una gran vulnerabilidad al cambio climático. La región sufre también de falta de inversiones en la agricultura y de una insuficiente participación del sector privado.
Durante el Foro -de dos días de duración-, los participantes identificarán maneras de abordar estos desafíos. Los debates se centrarán en cuestiones como: impulsar la producción local de frutas y hortalizas para la exportación; una mayor diversificación de los proveedores de importación y mercados de exportación; la mejora de las políticas de compras, complementadas con políticas de reservas estratégicas bien diseñadas; mejores estructuras de las cadenas de valor alimentarias; aumentar la inversión en investigación y desarrollo; y hacer más baratos los procesos de importación. Por otra parte, una integración regional más sólida de los mercados agrícolas ayudaría a los países a hacer frente a los vaivenes de la oferta y mitigaría las oscilaciones de los precios de los alimentos.
En el Foro, el Vicepresidente del BERD, Philippe le Houérou señaló que “en los últimos años, la seguridad alimentaria se ha convertido en una de las principales prioridades para el BERD. Un sector de agronegocios dinámico, competitivo e inclusivo, impulsado por la participación del sector privado, puede ser una fuerza poderosa para promover la seguridad alimentaria. En los próximos tres años, el BERD pretende invertir más de 300 millones de euros en las empresas agrícolas de la región, desde las PYMEs y las explotaciones familiares a grandes empresas agroindustriales, con el objetivo de reforzar el papel del sector privado en la mejora de la seguridad alimentaria. También estamos combinando nuestros esfuerzos para poner en práctica políticas que estimulen la inversión, construir cadenas de valor de las importaciones más eficientes, y fomentar un mayor nivel de comercio inter e intra-regional, lo que ayudará a aprovechar este potencial”.
Otra recomendación clave es que los países del Mediterráneo meridional y oriental podrían pasar de un modelo en el que tratan de satisfacer todas sus necesidades de alimentos, a un modelo de autosuficiencia agrícola basado en el uso de ventajas comparativas. Bajo este modelo, los ingresos de exportación generados por los productos alimenticios apropiados para la región se utilizan para adquirir alimentos importados que no son adecuados para la producción local.
Aprovechar al máximo un agua valiosa
Mientras que la región mediterránea es un centro agrícola desde la antigüedad, se enfrenta a crecientes limitaciones de los recursos naturales. Se espera que la población en la zona meridional y oriental crezca notablemente, llegando a 360 millones de personas en 2030. Al mismo tiempo, las previsiones de cambio climático sugieren que los niveles de precipitación en la región podrían disminuir entre un 10 y un 40 por ciento para 2050.
“Para llegar a ser lo más eficientes que sea posible, las inversiones deben hacer el mejor uso de los escasos recursos naturales para la agricultura en la región. Por ejemplo, cada gota de agua tiene que ser usada con extremo cuidado y generar el mayor valor posible”, aseguró Laurent Thomas, Subdirector General la FAO para la Cooperación Técnica.
“La FAO –añadió- es activa prestando asesoramiento técnico y de políticas a los países miembros que abordan la escasez de agua como una prioridad institucional para la región, y encomio a todos los actores que invierten en tecnologías de ahorro de agua. Otras prioridades de la FAO para la región incluyen la creación de resiliencia para la seguridad alimentaria y la nutrición y el apoyo a la agricultura en pequeña escala para el desarrollo inclusivo”.
En un próximo análisis, la FAO mostrará que los limitados recursos naturales apoyan la ventaja comparativa de la región en la producción de cultivos de alto valor, como aceitunas y otras frutas y hortalizas. Unos niveles de exportación más altos de productos en los que la región goza de una ventaja comparativa ayudarían también a amortiguar los efectos potenciales de la inflación de los precio alimentarios mundiales, como las subidas que sacudieron gran parte de la región en 2008.
Movilizar a todos los actores privados
Aunque la agricultura en la región es cada vez más dinámica, también se caracteriza por un gran número de pequeños agricultores y empresas rurales. Este perfil representa un desafío particular para los responsables de las políticas.
“El empleo juvenil es un tema candente en la región. Vemos la agricultura como parte de la solución, ya que puede generar fuentes sostenibles de ingresos y empleo en las zonas rurales”, indicó el Secretario General de la UpM, Fathallah Sijilmassi. “Los pequeños productores y empresas deben ser incluidos adecuadamente en las cadenas agroalimentarias”, añadió. También señaló que este Foro se inscribe en la estrategia de la UpM para el desarrollo del sector privado como motor para fomentar la integración regional en el Mediterráneo.
Como demuestra la experiencia, el crecimiento económico agrícola es más eficaz cuando es inclusivo, permitiendo que los pequeños agricultores tengan acceso a oportunidades de crédito y de mercado. Los participantes han analizado el papel que las cooperativas pueden desempeñar en la adquisición de insumos clave, y acordaron que el sector privado nacional puede traer un abanico de soluciones innovadoras para la ecuación de la seguridad alimentaria de la región.
Para ayudar a aprovechar ese potencial, la FAO, el BERD y la UpM reiteraron su voluntad de garantizar que las voces de las organizaciones del sector privado y de los agricultores sean escuchadas en los foros de políticas a nivel regional y nacional.
Como complemento a la promesa de inversiones del BERD, las instituciones se comprometen a movilizar asistencia técnica que pueda apoyar las plataformas normativas. Estas plataformas incluirían temas como la infraestructura de importación de cereales de Egipto, el sector del aceite de oliva de Túnez, el sector hortícola de Marruecos, el papel de las cooperativas, así como las tecnologías de uso eficiente del agua y las prácticas agrícolas en la región.
Inaugurado por Carlos Cabanas Godino, Secretario General del Ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Foro reúne a responsables de las políticas, a instituciones financieras y representantes del sector privado, centros de investigación y del mundo académico. Los participantes discutieron sobre cómo el sector público y privado pueden colaborar para reforzar la seguridad alimentaria en la región, permitiendo la inversión privada sostenible en un área geográfica caracterizada por el crecimiento demográfico, limitaciones en los recursos naturales y un déficit estructural en la producción de alimentos básicos.
Comercio
Los países de la región del Mediterráneo meridional y oriental importan la mitad de sus cultivos básicos. Las importaciones de productos agroalimentarios de la región aumentaron en 69 000 millones de dólares EEUU (un 63 por ciento), entre 2002 y 2013. Mientras tanto, las exportaciones se han quintuplicado desde 2000, hasta los 31 000 millones de dólares, incluidos fuertes aumentos en los envíos de frutas y verduras a los mercados de Oriente Próximo y África del Norte.
En 2013 la región importó 29 millones de toneladas de trigo. Es cada vez más dependiente de las importaciones de alimentos básicos como cereales, azúcar y aceite vegetal, que suministran la mayor parte de las calorías consumidas. Además, transportar el cereal desde el puerto al molino puede costar hasta cuatro veces más que el estándar mundial, debido al largo tiempo requerido para los buques, los costes de almacenamiento y el elevado nivel de las pérdidas de productos.
Tan elevada demanda de alimentos básicos se debe principalmente al rápido crecimiento de la población en una región que cuenta con recursos naturales limitados y frágiles -en particular tierra y agua- y una gran vulnerabilidad al cambio climático. La región sufre también de falta de inversiones en la agricultura y de una insuficiente participación del sector privado.
Durante el Foro -de dos días de duración-, los participantes identificarán maneras de abordar estos desafíos. Los debates se centrarán en cuestiones como: impulsar la producción local de frutas y hortalizas para la exportación; una mayor diversificación de los proveedores de importación y mercados de exportación; la mejora de las políticas de compras, complementadas con políticas de reservas estratégicas bien diseñadas; mejores estructuras de las cadenas de valor alimentarias; aumentar la inversión en investigación y desarrollo; y hacer más baratos los procesos de importación. Por otra parte, una integración regional más sólida de los mercados agrícolas ayudaría a los países a hacer frente a los vaivenes de la oferta y mitigaría las oscilaciones de los precios de los alimentos.
En el Foro, el Vicepresidente del BERD, Philippe le Houérou señaló que “en los últimos años, la seguridad alimentaria se ha convertido en una de las principales prioridades para el BERD. Un sector de agronegocios dinámico, competitivo e inclusivo, impulsado por la participación del sector privado, puede ser una fuerza poderosa para promover la seguridad alimentaria. En los próximos tres años, el BERD pretende invertir más de 300 millones de euros en las empresas agrícolas de la región, desde las PYMEs y las explotaciones familiares a grandes empresas agroindustriales, con el objetivo de reforzar el papel del sector privado en la mejora de la seguridad alimentaria. También estamos combinando nuestros esfuerzos para poner en práctica políticas que estimulen la inversión, construir cadenas de valor de las importaciones más eficientes, y fomentar un mayor nivel de comercio inter e intra-regional, lo que ayudará a aprovechar este potencial”.
Otra recomendación clave es que los países del Mediterráneo meridional y oriental podrían pasar de un modelo en el que tratan de satisfacer todas sus necesidades de alimentos, a un modelo de autosuficiencia agrícola basado en el uso de ventajas comparativas. Bajo este modelo, los ingresos de exportación generados por los productos alimenticios apropiados para la región se utilizan para adquirir alimentos importados que no son adecuados para la producción local.
Aprovechar al máximo un agua valiosa
Mientras que la región mediterránea es un centro agrícola desde la antigüedad, se enfrenta a crecientes limitaciones de los recursos naturales. Se espera que la población en la zona meridional y oriental crezca notablemente, llegando a 360 millones de personas en 2030. Al mismo tiempo, las previsiones de cambio climático sugieren que los niveles de precipitación en la región podrían disminuir entre un 10 y un 40 por ciento para 2050.
“Para llegar a ser lo más eficientes que sea posible, las inversiones deben hacer el mejor uso de los escasos recursos naturales para la agricultura en la región. Por ejemplo, cada gota de agua tiene que ser usada con extremo cuidado y generar el mayor valor posible”, aseguró Laurent Thomas, Subdirector General la FAO para la Cooperación Técnica.
“La FAO –añadió- es activa prestando asesoramiento técnico y de políticas a los países miembros que abordan la escasez de agua como una prioridad institucional para la región, y encomio a todos los actores que invierten en tecnologías de ahorro de agua. Otras prioridades de la FAO para la región incluyen la creación de resiliencia para la seguridad alimentaria y la nutrición y el apoyo a la agricultura en pequeña escala para el desarrollo inclusivo”.
En un próximo análisis, la FAO mostrará que los limitados recursos naturales apoyan la ventaja comparativa de la región en la producción de cultivos de alto valor, como aceitunas y otras frutas y hortalizas. Unos niveles de exportación más altos de productos en los que la región goza de una ventaja comparativa ayudarían también a amortiguar los efectos potenciales de la inflación de los precio alimentarios mundiales, como las subidas que sacudieron gran parte de la región en 2008.
Movilizar a todos los actores privados
Aunque la agricultura en la región es cada vez más dinámica, también se caracteriza por un gran número de pequeños agricultores y empresas rurales. Este perfil representa un desafío particular para los responsables de las políticas.
“El empleo juvenil es un tema candente en la región. Vemos la agricultura como parte de la solución, ya que puede generar fuentes sostenibles de ingresos y empleo en las zonas rurales”, indicó el Secretario General de la UpM, Fathallah Sijilmassi. “Los pequeños productores y empresas deben ser incluidos adecuadamente en las cadenas agroalimentarias”, añadió. También señaló que este Foro se inscribe en la estrategia de la UpM para el desarrollo del sector privado como motor para fomentar la integración regional en el Mediterráneo.
Como demuestra la experiencia, el crecimiento económico agrícola es más eficaz cuando es inclusivo, permitiendo que los pequeños agricultores tengan acceso a oportunidades de crédito y de mercado. Los participantes han analizado el papel que las cooperativas pueden desempeñar en la adquisición de insumos clave, y acordaron que el sector privado nacional puede traer un abanico de soluciones innovadoras para la ecuación de la seguridad alimentaria de la región.
Para ayudar a aprovechar ese potencial, la FAO, el BERD y la UpM reiteraron su voluntad de garantizar que las voces de las organizaciones del sector privado y de los agricultores sean escuchadas en los foros de políticas a nivel regional y nacional.
Como complemento a la promesa de inversiones del BERD, las instituciones se comprometen a movilizar asistencia técnica que pueda apoyar las plataformas normativas. Estas plataformas incluirían temas como la infraestructura de importación de cereales de Egipto, el sector del aceite de oliva de Túnez, el sector hortícola de Marruecos, el papel de las cooperativas, así como las tecnologías de uso eficiente del agua y las prácticas agrícolas en la región.
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