Los países se comprometen a eliminar una plaga mortal para ovejas y cabras
Campaña mundial para la erradicación de la peste de los pequeños rumiantes
2 de abril de 2015, Abiyán, Cote d'Ivoire - Representantes de alto nivel de 15 países se comprometieron hoy colaborar en un plan mundial para eliminar para siempre una devastadora enfermedad animal conocida como "peste de los pequeños rumiantes” en 2030. Se trata de una plaga mortal para cabras y ovejas y un azote para los hogares rurales en amplias zonas del mundo en desarrollo.
Delegaciones ministeriales, junto a más de 300 participantes de todo el mundo y representantes de organismos regionales e internacionales, aprobaron un plan para combatir y erradicar la peste de los pequeños rumiantes, elaborado por la FAO y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y que fue presentado en una reunión organizada por ambas organizaciones junto con el Gobierno de Cote d´Ivoire.
La campaña convertirá la PPR en la segunda enfermedad animal que se logra erradicar, después de la peste bovina en 2011. Se estima que la PPR causa más de 2 000 millones de dólares EEUU en pérdidas cada año, principalmente en África, Asia y el Próximo Oriente, y su eliminación mejorará la seguridad alimentaria y nutricional de miles de millones de consumidores, especialmente de los más de 300 millones de familias vulnerables que crían ovejas y cabras en las regiones afectadas.
"Tenemos un plan, las herramientas, los conocimientos y los socios", afirmó el Director General de la FAO, José Graziano da Silva. "La erradicación de la PPR –añadió- no está sólo a nuestro alcance, sino también en nuestras manos. Hemos acordado con la OIE establecer una secretaría conjunta para la implementación del plan, que albergará la FAO".
La campaña convertirá la PPR en la segunda enfermedad animal que se logra erradicar, después de la peste bovina en 2011. Se estima que la PPR causa más de 2 000 millones de dólares EEUU en pérdidas cada año, principalmente en África, Asia y el Próximo Oriente, y su eliminación mejorará la seguridad alimentaria y nutricional de miles de millones de consumidores, especialmente de los más de 300 millones de familias vulnerables que crían ovejas y cabras en las regiones afectadas.
"Tenemos un plan, las herramientas, los conocimientos y los socios", afirmó el Director General de la FAO, José Graziano da Silva. "La erradicación de la PPR –añadió- no está sólo a nuestro alcance, sino también en nuestras manos. Hemos acordado con la OIE establecer una secretaría conjunta para la implementación del plan, que albergará la FAO".
"Podemos movilizar ahora a los componentes público y privado de los servicios veterinarios nacionales en todo el mundo para influir en nuestra estrategia", indicó por su parte el Director General de la OIE, Bernard Vallat. "Mejorar la sanidad animal es nuestro deber y nuestra pasión".
La erradicación es un "próximo paso decidido"
La erradicación es un paso más allá de los esfuerzos para controlar y reducir la incidencia de la enfermedad. Se trata de un "próximo paso decidido" en línea con los Objetivos de Desarrollo Estratégico que la comunidad internacional está elaborando en 2015, que incluyen eliminar el hambre en lugar de reducirla, dijo Graziano da Silva.
El plan elaborado por la FAO y la OIE supondrá un costo de entre 4 000 y 7 000 millones de dólares EEUU para un período de quince años. Se espera que los ahorros anuales generados por la erradicación amorticen rápidamente la inversión requerida. La FAO y la OIE consideran que el objetivo podría alcanzarse en menos tiempo contando con el sólido apoyo de gobienos, socios y las organizaciones regionales.
La erradicación es un "próximo paso decidido"
La erradicación es un paso más allá de los esfuerzos para controlar y reducir la incidencia de la enfermedad. Se trata de un "próximo paso decidido" en línea con los Objetivos de Desarrollo Estratégico que la comunidad internacional está elaborando en 2015, que incluyen eliminar el hambre en lugar de reducirla, dijo Graziano da Silva.
El plan elaborado por la FAO y la OIE supondrá un costo de entre 4 000 y 7 000 millones de dólares EEUU para un período de quince años. Se espera que los ahorros anuales generados por la erradicación amorticen rápidamente la inversión requerida. La FAO y la OIE consideran que el objetivo podría alcanzarse en menos tiempo contando con el sólido apoyo de gobienos, socios y las organizaciones regionales.
Por otra parte, la campaña va a producir beneficios colaterales muy importantes, tanto por impulsar los bienes y servicios de los sistemas veterinarios nacionales, que pueden controlar otras enfermedades del ganado, como la brucelosis o la fiebre aftosa, y porque la erradicación de la PPR generará una mayor inversión en el sector, mejorando la nutrición y garantizando los medios de vida de la población.
Se espera que la demanda de carne y leche de los pequeños rumiantes en África aumente en un 137 por ciento entre 2000 y 2030, y más aún en Asia, según la FAO, y las enfermedades dificultan el poder cubrir eficazmente estas necesidades.
Calendario para la erradicación
La PPR puede erradicarse en la mitad del tiempo que llevó erradicar la peste bovina, si la estrategia global ideada por la FAO y la OIE tiene medios suficientes y está bien coordinada a todos los niveles, con un fuerte compromiso político de las autoridades nacionales y un compromiso efectivo con los servicios veterinarios y las comunidades rurales.
La campaña hace un llamamiento para que los países adopten su enfoque de cuatro etapas, comenzando con un período de evaluación que se prevé de entre uno y tres años. La segunda etapa -de dos a cinco años-, se centra en el control y manejo de riesgos, mientras que la tercera está orientada a la erradicación final, y tomará entre dos y cinco años. La etapa final exige a los países que documenten que no se han registrado casos de PPR durante al menos 24 meses.
La primera etapa -de diagnóstico- requiere identificar el número y localización de los rebaños, donde exista mayor riesgo, y también dotar a los servicios veterinarios con el respaldo legislativo y un entorno propicio para intervenir.
Mientras que se siempre se alienta la vacunación voluntaria, la estrategia exigirá la vacunación sistemática en la segunda etapa, centrándose inicialmente en las zonas donde la incidencia de la PPR es mayor. En la tercera fase, la vacunación es obligatoria y considerada un bien público más que privado.
La campaña de erradicación llama a inmunizar hasta el 80 por ciento de todos los animales, un objetivo que requerirá la vacunación de casi todos los pequeños rumiantes con más de tres meses de edad.
Existe para la PPR una vacuna barata, segura y fiable que cumple con las normas de calidad de la OIE. Las autoridades nacionales y regionales instan a los fabricantes de vacunas a lograr una mayor capacidad, mientras que los investigadores buscan maneras de hacer variantes termoestables de la vacuna, capaces de soportar temperaturas más elevadas.
Sobre la PPR
La PPR está causada por un virus que puede matar hasta un 90 por ciento de los animales que infecta a los pocos días, y tras una rápida expansión en los últimos 15 años está presente en alrededor de 70 países. La enfermedad está relacionada con la peste bovina, que afecta al ganado vacuno y que la FAO y la OIE declararon erradicada en 2011, poniendo fin así a una de las principales causas de hambruna y disturbios sociales en los últimos siglos.
Se espera que la demanda de carne y leche de los pequeños rumiantes en África aumente en un 137 por ciento entre 2000 y 2030, y más aún en Asia, según la FAO, y las enfermedades dificultan el poder cubrir eficazmente estas necesidades.
Calendario para la erradicación
La PPR puede erradicarse en la mitad del tiempo que llevó erradicar la peste bovina, si la estrategia global ideada por la FAO y la OIE tiene medios suficientes y está bien coordinada a todos los niveles, con un fuerte compromiso político de las autoridades nacionales y un compromiso efectivo con los servicios veterinarios y las comunidades rurales.
La campaña hace un llamamiento para que los países adopten su enfoque de cuatro etapas, comenzando con un período de evaluación que se prevé de entre uno y tres años. La segunda etapa -de dos a cinco años-, se centra en el control y manejo de riesgos, mientras que la tercera está orientada a la erradicación final, y tomará entre dos y cinco años. La etapa final exige a los países que documenten que no se han registrado casos de PPR durante al menos 24 meses.
La primera etapa -de diagnóstico- requiere identificar el número y localización de los rebaños, donde exista mayor riesgo, y también dotar a los servicios veterinarios con el respaldo legislativo y un entorno propicio para intervenir.
Mientras que se siempre se alienta la vacunación voluntaria, la estrategia exigirá la vacunación sistemática en la segunda etapa, centrándose inicialmente en las zonas donde la incidencia de la PPR es mayor. En la tercera fase, la vacunación es obligatoria y considerada un bien público más que privado.
La campaña de erradicación llama a inmunizar hasta el 80 por ciento de todos los animales, un objetivo que requerirá la vacunación de casi todos los pequeños rumiantes con más de tres meses de edad.
Existe para la PPR una vacuna barata, segura y fiable que cumple con las normas de calidad de la OIE. Las autoridades nacionales y regionales instan a los fabricantes de vacunas a lograr una mayor capacidad, mientras que los investigadores buscan maneras de hacer variantes termoestables de la vacuna, capaces de soportar temperaturas más elevadas.
Sobre la PPR
La PPR está causada por un virus que puede matar hasta un 90 por ciento de los animales que infecta a los pocos días, y tras una rápida expansión en los últimos 15 años está presente en alrededor de 70 países. La enfermedad está relacionada con la peste bovina, que afecta al ganado vacuno y que la FAO y la OIE declararon erradicada en 2011, poniendo fin así a una de las principales causas de hambruna y disturbios sociales en los últimos siglos.
Los 2 100 millones de pequeños rumiantes en el mundo -el 80 por ciento de los cuales viven en las regiones afectadas- son activos de gran importancia para los hogares rurales pobres de los países en desarrollo, pues les aportan proteínas de calidad, leche, nutrición, fertilizantes, lana y fibra, así como oportunidades de ingresos y flexibilidad financiera.
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