La FAO y sus socios piden una respuesta mundial frente a una enfermedad mortal del banano

El objetivo es evitar la propagación del marchitamiento por Fusarium

23 de diciembre de 2014, Roma - La FAO y sus socios defienden la necesidad de un esfuerzo mundial para prevenir la rápida propagación de la enfermedad mortal del marchitamiento por Fusarium (o fusariosis) en los bananos, que supone una grave amenaza para el bienestar económico y la seguridad alimentaria en los países en desarrollo.

Los científicos han estado advirtiendo varios años que la variedad de banano más popular del mundo, el Cavendish, ha sido víctima de una nueva cepa del hongo que marchita las plantas y acaba con ellas en forma masiva.

Ahora la FAO y un grupo de expertos internacionales se han puesto de acuerdo sobre el marco de un programa mundial contra el marchitamiento por Fusarium que trabajaría en tres frentes de acción: prevención de futuros brotes, gestión de casos ya existentes, y fortalecimiento de la colaboración y coordinación internacionales entre instituciones, investigadores, gobiernos y productores.

El apoyo a la investigación en curso, la educación de los productores y la ayuda a los gobiernos en el desarrollo de políticas y normativas específicas de cada país para la prevención de la enfermedad, serían también aspectos clave del programa.

Las necesidades totales de financiación para esta iniciativa ascienden a unos 47 millones de dólares EEUU, según estima la FAO. Parte de este presupuesto se utilizaría para facilitar asistencia rápida sobre el terreno en los países que se enfrenten a nuevos brotes.

La cepa tropical de raza 4 (TR4, por sus siglas en inglés) del hongo de la enfermedad del marchitamiento por Fusarium está considerada una de las principales amenazas para la producción bananera mundial, con un volumen de 36 000 millones de dólares EEUU y que supone una fuente de ingresos o alimentos para unos 400 millones de personas.

"La enfermedad del marchitamiento por Fusarium ha sido un desafío importante en la historia de la producción bananera", advirtió Clayton Campanhola, Director de la División de Protección Vegetal de la FAO, en una reunión de expertos en la sede de la FAO la semana pasada. "Tras la devastación provocada por la TR4 en los bananos de algunas zonas de Asia, hemos de temer su propagación en África y Cercano Oriente y también en América Latina, y considerarla una amenaza para la producción a nivel mundial".

"Los bananos son la fruta más consumida y exportada del mundo", explicó Fazil Dusunceli, un experto en enfermedades vegetales de la División de Protección Vegetal de la FAO. "Con un 85 por ciento de la producción de bananos –añadió- destinada al consumo interno, se pueden imaginar el impacto de esta enfermedad en la seguridad alimentaria y medios de vida en los países en desarrollo".

Propagación y contención

El plan de la FAO para un nuevo programa de intervención y prevención surge a raíz de un caso reciente en Mozambique, que dio lugar a un proyecto de emergencia de la FAO en diciembre para contener el hongo en el país africano.

Los brotes anteriores de la cepa TR4 de la enfermedad del marchitamiento por Fusarium, más conocida como enfermedad de Panamá, paralizaron las exportaciones de banano indonesio -que ascendían a más de 100 000 toneladas al año, provocando pérdidas anuales de unos134 millones de dólares únicamente en Sumatra. Actualmente la enfermedad está afectando gravemente a más de 6 000 hectáreas en Filipinas y 40 000 hectáreas en China.

El marchitamiento por Fusarium se propaga rápidamente a través del suelo, el agua y el contacto con equipos y vehículos agrícolas contaminados, por lo que las respuestas rápidas son esenciales para prevenir su aparición y propagación.

Una vez que el suelo está contaminado con el hongo, el campo afectado deja de ser apto para la producción de banano y es susceptible a la enfermedad hasta un máximo de tres décadas.

La historia se repite 

La propagación de la nueva cepa T4 de la enfermedad del marchitamiento por Fusarium ha suscitado el temor de que se repita el desastroso brote de comienzos del siglo XX, cuando una cepa diferente del hongo (raza 1) se extendió como un reguero de pólvora por toda América Latina, causando más de 2 000 millones de dólares EEUU en pérdidas y diezmando prácticamente la industria mundial de exportación de banano.

Las exportaciones mundiales de banano se salvaron gracias a la sustitución del banano Gros Michel –el favorito de la industria por aquel entonces– por el banano Cavendish, resistente a la raza 1.

Hasta la fecha la variedad Cavendish ha cubierto las necesidades de la industria mundial de suministro y exportación de bananos. Pero la cepa TR4 del hongo está forzando nuevamente a la industria, a la comunidad científica y a los gobiernos a encontrar variedades alternativas de banano que sustituyan al Cavendish.

El desarrollo de nuevas variedades de banano no es una tarea sencilla y requiere tiempo debido a los problemas de esterilidad, por lo que los científicos tienen que hacer un esfuerzo adicional para que éstas sean más apetecibles y, al mismo tiempo, resistentes a las enfermedades. Mediante mutaciones inducidas se ha desarrollado un banano denominado GCTCV-219, con un sabor y una forma parecidos al banano Cavendish, y que actualmente se está promocionando para su plantación en campos infestados en Filipinas para el abastecimiento del mercado japonés.

Diversidad genética


Los expertos advierten que la solución al marchitamiento por Fusarium no radicaría únicamente en la búsqueda de una nueva variedad inmune, sino también en incrementar la diversidad genética y la resiliencia de los sistemas de producción bananera.

Según Dusunceli, una mejor utilización de las variedades locales disponibles es clave para aumentar la resiliencia ante las enfermedades y prevenir la inseguridad alimentaria e importantes pérdidas económicas.

"Estamos observando que los sistemas de producción con mayor diversidad de variedades y cultivos son más resistentes a la enfermedad", señaló Dusunceli.

Si bien muchas variedades silvestres de bananos y plátanos no son comestibles, contienen una gran cantidad de material genético sin explotar que -con una mayor inversión en investigación– podría utilizarse para incrementar la resiliencia a las enfermedades de la producción e industria bananeras.

Pero los expertos también destacan que la manera más eficaz de combatir la enfermedad consiste en vigilar e implementar medidas preventivas para detener la entrada del hongo en un país o región, conteniéndolo rápidamente en caso de aparición.

Para ello es esencial contar con una adecuada normativa, junto con las directrices establecidas por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF).