Proponen red para medir polvo africano en el Caribe
· Cada año los vientos acarrean toneladas de polvo desde África hasta el Caribe y las Américas
· El polvo puede afectar la visibilidad, condiciones del tiempo, clima, salud y ecosistemas
· Científicos proponen instalar centros de monitoreo y estudio del polvo
[SANTIAGO] Científicos del Caribe y Estados Unidos proponen instalar centros de monitoreo y estudio de las millones de toneladas de polvo que cada año acarrean los vientos desde África hasta el Caribe y las Américas, para comprender mejor sus características e impactos.
“El polvo proveniente del Sahara puede afectar la visibilidad, las condiciones del tiempo, el clima, la salud y los ecosistemas”, dice a SciDev.Net Olga Mayol-Bracero, del Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales de la Universidad de Puerto Rico, coautora del artículo.
El artículo, publicado en el boletín de septiembre de la American Meteorological Society, resume las investigaciones más importantes hechas en la región sobre las llamadas ‘nubes de polvo saharianas’ e identifica los temas pendientes.
Dice que los satélites entregan datos sobre el polvo transportado pero que hay poca información sobre su impacto específico en la Cuenca del Caribe. La que hay proviene mayormente de registros de partículas atmosféricas en Barbados, Puerto Rico y Miami.
En los 48 años desde que se iniciaron estos registros se observan grandes cambios.
“El polvo proveniente del Sahara puede afectar la visibilidad, las condiciones del tiempo, el clima, la salud y los ecosistemas”, dice a SciDev.Net Olga Mayol-Bracero, del Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales de la Universidad de Puerto Rico, coautora del artículo.
El artículo, publicado en el boletín de septiembre de la American Meteorological Society, resume las investigaciones más importantes hechas en la región sobre las llamadas ‘nubes de polvo saharianas’ e identifica los temas pendientes.
Dice que los satélites entregan datos sobre el polvo transportado pero que hay poca información sobre su impacto específico en la Cuenca del Caribe. La que hay proviene mayormente de registros de partículas atmosféricas en Barbados, Puerto Rico y Miami.
En los 48 años desde que se iniciaron estos registros se observan grandes cambios.
“El polvo proveniente del Sahara puede afectar la visibilidad, las condiciones del tiempo, el clima, la salud y los ecosistemas”.
Olga Mayol-Bracero
En los primeros 25 años, si había sequía en el Sahel, mayor era la cantidad de polvo que cruzaba el Atlántico, pero desde los años 80 esta relación no se da, lo que dificulta predecir las emisiones de polvo de África y cuánto llegará a las Américas.
Los autores indican que para entender la variabilidad actual y predecir tendencias futuras se requiere comprender mejor el ciclo completo del polvo desde su origen hasta su destino y las condiciones meteorológicas que controlan su desplazamiento.
Para ello proponen instalar centros de medición y estudio de aerosoles en la costa africana y el Caribe dotados de instrumentos para medir la calidad del aire.
Los datos recogidos por estos centros más los pronósticos diarios sobre tormentas de arena y polvo de diez puntos del Caribe y las Américas de la Organización Meteorológica Mundial podrían alimentar una red regional de alerta temprana, dicen.
“Varios grupos regionales están cooperando en la construcción de una red de monitoreo de la calidad del aire en el Caribe y en el norte de Sudamérica”, declara a SciDev.Net Joseph Prospero, coautor del artículo.
El trabajo también cita estudios que demuestran que altas concentraciones de polvo pueden afectar el desarrollo de ciclones tropicales, la temperatura del mar y la fertilidad de las tierras.
Dado que la cantidad de partículas en la atmósfera caribeña suele exceder los niveles máximos permisibles, la salud de las personas podría verse afectada, pero hay pocos estudios al respecto, por ejemplo, sobre su relación con la alta incidencia de asma en el Caribe.
“Se necesitan estudios controlados de los efectos [del polvo africano] sobre la salud de la población. También identificar sus compuestos bioactivos: alergenos, material biológico, hongos, metales, toxinas y productos orgánicos”, dicen los autores.
Thomas Gill, profesor del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad de Texas, EE.UU., espera “que el artículo de Prospero y Mayol-Bracero ayude a demostrar la necesidad de un monitoreo de polvo mejorado y coordinado en las Américas”, dice a SciDev.Net.
Los autores indican que para entender la variabilidad actual y predecir tendencias futuras se requiere comprender mejor el ciclo completo del polvo desde su origen hasta su destino y las condiciones meteorológicas que controlan su desplazamiento.
Para ello proponen instalar centros de medición y estudio de aerosoles en la costa africana y el Caribe dotados de instrumentos para medir la calidad del aire.
Los datos recogidos por estos centros más los pronósticos diarios sobre tormentas de arena y polvo de diez puntos del Caribe y las Américas de la Organización Meteorológica Mundial podrían alimentar una red regional de alerta temprana, dicen.
“Varios grupos regionales están cooperando en la construcción de una red de monitoreo de la calidad del aire en el Caribe y en el norte de Sudamérica”, declara a SciDev.Net Joseph Prospero, coautor del artículo.
El trabajo también cita estudios que demuestran que altas concentraciones de polvo pueden afectar el desarrollo de ciclones tropicales, la temperatura del mar y la fertilidad de las tierras.
Dado que la cantidad de partículas en la atmósfera caribeña suele exceder los niveles máximos permisibles, la salud de las personas podría verse afectada, pero hay pocos estudios al respecto, por ejemplo, sobre su relación con la alta incidencia de asma en el Caribe.
“Se necesitan estudios controlados de los efectos [del polvo africano] sobre la salud de la población. También identificar sus compuestos bioactivos: alergenos, material biológico, hongos, metales, toxinas y productos orgánicos”, dicen los autores.
Thomas Gill, profesor del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad de Texas, EE.UU., espera “que el artículo de Prospero y Mayol-Bracero ayude a demostrar la necesidad de un monitoreo de polvo mejorado y coordinado en las Américas”, dice a SciDev.Net.
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