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Podemos afirmar con certeza que la calidad del agua utilizada en República Dominicana, en esta bella isla, rodeada del hermoso Mar Caribe y Océano Atlántico, con esplendías playas, con miles de turistas al año, y que por estar entre las mejores del mundo son las más visitadas, pero en realidad carece, le falta, no tiene agua potable, agua pura para el consumo humano y más en donde por estos días nos combate la inmensa ola de calor que no es más que producida por nosotros mismos en el día a día, a causa de la contaminación.


Lamentablemente, en algunas partes está siendo más contaminado por cuanto los millones de metros cúbicos de agua que desembocan cada segundo en el mar, agua que llega por escorrentía y por los ríos que llevan la mayor carga contaminante, compuesta de productos químicos, derivados de los hidrocarburos y de todos los desechos sólidos que les depositamos y de aguas negras desechadas de los pueblos y ciudades.


Igual forma, las playas son contaminadas por los mismos turistas y personas que las usan dejando cualquier cantidad de desechos sólidos, sumando las aguas servidas de los hoteles que son depositadas directamente al mar sin ningún tratamiento, y lo peor de todo, por parte del gobierno no se sanciona, no se obliga a la implementación de tecnologías limpias eficientes, para minimizar y evitar la contaminación del precioso líquido base de la vida y la existencia del planeta.


Cuánto se quiere hablar de este tema, cuánto deseamos que las personas tomen conciencia, pero es una insensibilidad agresiva la que se vive en el mundo, no es sólo acá en República Dominicana, país pequeño que podría ser muy ordenado en todo, con toda seguridad que sí, sino de todos los países del mundo que de una u otra forma en particular están contaminando el medio ambiente, es decir, que todos los seres humanos estamos en la tarea de acabar con nuestro planeta, como si poco nos importara lo que Dios creo para beneficio y administración de nosotros mismos como humanos, en otras palabras nos estamos preparando y armando para hacerle la guerra al agua y esa es la razón de contaminar sin Ley ni medida.
POR HENRY PEDRAZA