A pesar de los avances en los Objetivos del Milenio, la lucha contra el hambre está lejos de haber terminado, advierte el responsable de la FAO
Madrid, 4 de abril de 2013 – El liderazgo y las actuaciones a nivel nacional resultan cruciales y los gobiernos son los principales responsables de garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos. Así lo aseguró hoy el Director General de FAO, José Graziano da Silva, en una reunión de alto nivel sobre la visión de las Naciones Unidas de una estrategia contra el hambre en el mundo para después de 2015, año en el que se cumple el plazo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la ONU.
"Los Objetivos de Desarrollo del Milenio nos han hecho avanzar. Pero con 870 millones de personas que siguen padeciendo hambre, la lucha contra la inseguridad alimentaria está lejos de haber terminado ", advirtió Graziano da Silva.
"La única respuesta efectiva a la inseguridad alimentaria es el compromiso político a nivel nacional, y reforzado a nivel regional y mundial por la comunidad internacional de donantes y las organizaciones internacionales", dijo, y señaló que la actitud del mundo hacia el hambre ha cambiado profundamente.
"El derecho a la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria nacional es ahora una base para discutir políticas aceptada en todo el mundo", añadió.
El desarrollo rural es necesario
Según el Director General, ya que el mundo produce alimentos suficientes para toda la población, el énfasis debe ponerse en el acceso a los alimentos y a una nutrición adecuada a nivel local. "Necesitamos –indicó- que los sistemas alimentarios sean más eficientes y equitativos".
Subrayó que este progreso requerirá una importante inversión pública y privada en las zonas rurales, donde vive más del 70 por ciento de las víctimas del hambre y donde millones de personas dependen de la agricultura para obtener alimento y empleos, incluyendo 500 millones de familias de pequeños productores agrícolas.
Sin embargo, el responsable de la FAO advirtió que a pesar de que los gobiernos nacionales son los primeros responsables de garantizar que sus ciudadanos se alimentan, la economía globalizada de hoy significa que ningún país puede actuar solo.
"Las medidas adoptadas por un país o una empresa puede afectar a la seguridad alimentaria de los otros, mientras que los conflictos pueden conducir a la inestabilidad en los países y regiones vecinos", aseguró.
Insistió en que "los impactos sobre los recursos ambientales y naturales no son únicamente nacionales y es prácticamente imposible regular los mercados y las actividades a nivel nacional".
Como ejemplos de esfuerzos multilaterales en apoyo a las actuaciones nacionales para reducir el hambre y lograr un desarrollo más sostenible, citó el fortalecimiento del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y el Equipo de tareas de alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Seguridad Alimentaria Mundial. Otro ejemplo sería el desafío Hambre Cero lanzado por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en junio pasado durante la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Las políticas públicas deben también crear oportunidades para los más desfavorecidos, entre ellos los agricultores de subsistencia y a pequeña escala, las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, concluyó Graziano da Silva.
"Los Objetivos de Desarrollo del Milenio nos han hecho avanzar. Pero con 870 millones de personas que siguen padeciendo hambre, la lucha contra la inseguridad alimentaria está lejos de haber terminado ", advirtió Graziano da Silva.
"La única respuesta efectiva a la inseguridad alimentaria es el compromiso político a nivel nacional, y reforzado a nivel regional y mundial por la comunidad internacional de donantes y las organizaciones internacionales", dijo, y señaló que la actitud del mundo hacia el hambre ha cambiado profundamente.
"El derecho a la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria nacional es ahora una base para discutir políticas aceptada en todo el mundo", añadió.
El desarrollo rural es necesario
Según el Director General, ya que el mundo produce alimentos suficientes para toda la población, el énfasis debe ponerse en el acceso a los alimentos y a una nutrición adecuada a nivel local. "Necesitamos –indicó- que los sistemas alimentarios sean más eficientes y equitativos".
Subrayó que este progreso requerirá una importante inversión pública y privada en las zonas rurales, donde vive más del 70 por ciento de las víctimas del hambre y donde millones de personas dependen de la agricultura para obtener alimento y empleos, incluyendo 500 millones de familias de pequeños productores agrícolas.
Sin embargo, el responsable de la FAO advirtió que a pesar de que los gobiernos nacionales son los primeros responsables de garantizar que sus ciudadanos se alimentan, la economía globalizada de hoy significa que ningún país puede actuar solo.
"Las medidas adoptadas por un país o una empresa puede afectar a la seguridad alimentaria de los otros, mientras que los conflictos pueden conducir a la inestabilidad en los países y regiones vecinos", aseguró.
Insistió en que "los impactos sobre los recursos ambientales y naturales no son únicamente nacionales y es prácticamente imposible regular los mercados y las actividades a nivel nacional".
Como ejemplos de esfuerzos multilaterales en apoyo a las actuaciones nacionales para reducir el hambre y lograr un desarrollo más sostenible, citó el fortalecimiento del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y el Equipo de tareas de alto nivel del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Seguridad Alimentaria Mundial. Otro ejemplo sería el desafío Hambre Cero lanzado por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en junio pasado durante la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Las políticas públicas deben también crear oportunidades para los más desfavorecidos, entre ellos los agricultores de subsistencia y a pequeña escala, las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, concluyó Graziano da Silva.
0 Comentarios