Especialistas convocados por el IICA a
un foro técnico sostienen que no se requieren eventos extremos para tener
impactos extremos.
San José, Costa Rica, Octubre,
2012 (IICA). El
cambio climático requiere que la gestión del riesgo en la agricultura se
enfoque en el día a día y no solamente en eventos extremos, coincidieron
diversos especialistas que participaron en un foro técnico organizado por el
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Invitados por el Programa de
Agricultura, Manejo de Recursos Naturales y Cambio Climático, los expertos
concordaron en la urgencia de analizar los principales riesgos generados por el
cambio climático y los desastres naturales en los países de la región, sus
repercusiones en los sistemas productivos y las iniciativas para reducir o
responder mejor a tales riesgos.
Consciente de que en la agricultura hay una gestión
inadecuada del riesgo, el coordinador del Programa de Investigación en
Desastres y Gestión de Riesgos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), Allan Lavell, fue enfático al explicar que no se requieren
eventos anómalos para tener impactos extremos.
Lavell hizo un llamado a mejorar la gestión del riesgo
en situaciones normales y a comprender que la reducción del riesgo descansa en
una amplia gama de prácticas de desarrollo, que van desde la gestión del
territorio y del ambiente, hasta el enfoque de pobreza y de la gobernanza.
“En la actualidad, se da una concatenación de amenazas
físicas - como la de terremoto con tsunami y accidentes nucleares - además de
una inter-territorialidad que hace que lo que pasa en un lugar tenga profundos
efectos en otros territorios. A esto se suma la transformación de los promedios
o normas del clima, por ejemplo, los inviernos o los veranos tienden a
alargarse o reducirse. Todos son factores que obligan a pensar en la gestión de
riesgos de forma distinta”, sostuvo.
La Viceministra de Agricultura de Costa Rica, Tania
López, comentó, por su parte, que las “consecuencias del cambio climático nos
toman por sorpresa y nos hacen retroceder. De allí la importancia de la gestión
del riesgo”.
El experto en seguros y Representante del IICA en
Washington, David Hatch, afirmó que si bien la mayoría de los eventos naturales
escapan del control humano, hay medidas que pueden ayudar a disminuir sus
impactos negativos, como los seguros agrícolas.
“Los seguros son solo una parte de cómo gestionar el
riesgo en la agricultura, pero para que funcionen correctamente se debe alinear
la oferta con la demanda, es decir, diseñar herramientas que puedan responder a
esa demanda”, explicó.
En su opinión, no se pueden copiar modelos de seguros
de un país a otro, y afirmó que el único modelo viable es el que combina los
esfuerzos del sector público y del privado.
Gestión preventiva
Los analistas concordaron en que la gestión del
riesgo, más que mitigar impactos, se debe enfocar en métodos preventivos.
En este sentido y como un ejemplo, Johanna Salas,
técnica del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica de Costa
Rica (MIDEPLAN), presentó la incorporación de la gestión del riesgo en el
Sistema Nacional de Inversión Pública.
De acuerdo con Salas, todos los proyectos con recursos
del Estado deben incluir un análisis de los distintos tipos de riesgo:
deslizamiento, avalancha, inundación, sequía, incendios forestales, tsunami,
entre otros.
“Los daños anuales producto de la falta de
planificación representan un 0,83% del Producto Interno Bruto, de allí la
necesidad de proteger las inversiones públicas desde la pre-inversión”, aseveró
Salas.
Roberto Flores, del Ministerio de Agricultura del
país, agregó que en este proceso preventivo la sistematización de información
sobre el impacto de los fenómenos naturales extremos es vital, al permitir
valorar los daños causados y las medidas necesarias para su atención.
“Efectuamos un estudio en Costa Rica que reveló que en
20 años las pérdidas económicas por desastres naturales ascendieron a los
US$1.823 millones y que el sector agropecuario fue el segundo más afectado.
Este tipo de información es de gran utilidad para los bancos, las aseguradoras,
las instituciones públicas y las calificadoras del riesgo”, explicó.
A juicio de varios expositores, la voluntad política
es clave para establecer condiciones legales que incentiven la participación de
la empresa privada en los seguros agrícolas y para crear equipos
intersectoriales y la plataforma tecnológica necesaria para invertir en la
gestión del riesgo, como punto medular de la planificación para el desarrollo.
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