El Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf) apuesta a la utilización de los recursos genéticos como estrategia para el mejoramiento de los principales cultivos agrícolas que garantizan la seguridad alimentaria del dominicano, la competitividad y la calidad e inocuidad.

En el caso de las leguminosas, tales como el guandul y la habichuela, han sido mejorados mediante  cruces genéticos entre materiales nativos e introducidos, obteniéndose recombinaciones con alto potencial productivo y excelentes características organolépticas. 

La doctora Graciela Godoy de Lutz, investigadora del Idiaf en leguminosas, explica que en el caso específico del cultivo de  habichuela, existe una percepción negativa y errónea debido a las distorsiones del mercado agudizadas por el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana (conocido como DR-CAFTA, en inglés) y la inestabilidad en los precios en el mercado local, ha influido en la poca inversión de los productores en nuevas tecnologías desde el Estado y el sector privado para la multiplicación y promoción de las variedades locales. 

A pesar de lo anterior, Godoy de Lutz indica que en zonas como el valle de San Juan, se produce habichuela de excelente calidad, adecuada para el mercado local y la exportación, donde los productores de habichuela local han sido injustamente señalados como poco competitivos.

Sin embargo, explica que esto es una imprecisión ya que los productores, especialmente los de San Juan, se especializan en la producción de habichuela tipos rojos criollos y yacomelo, en tanto, en Estados Unidos la mayoría de los productores se concentran en producir los pintos, negro pequeño y el “great northern” que exportan hacia Latinoamérica. 

Asimismo, la investigadora titular del IDIAF con asiento en la Estación Experimental de Arroyo Loro en San Juan, precisa que “no existe un solo mercado de habichuelas sino que cada tipo de grano tiene su mercado específico y sus precios varían dentro de cada grupo por lo que no hay tal competencia”. 

En lo referente a la investigación en habichuela, la doctora Godoy de Lutz resalta que el IDIAF ha generado materiales genéticos (variedades) y tecnologías para ofrecer opciones a los productores que ayudan a elevar la productividad y la competitividad de la producción de leguminosas. Estas variedades son comparables en cuanto a rendimiento y calidad con las producidas en los estados de Michigan o Nebraska en Estados Unidos, de acuerdo a comparaciones realizadas tanto en el país como en el exterior. 

La doctora Godoy de Lutz, enfatiza que en el país no existe un cultivo que posea una base genética tan amplia como las variedades de habichuelas desarrolladas por los investigadores del Idiaf, los que han estudiado las plagas y enfermedades del cultivo hasta el punto de conocer las razas y sus variantes, así como su resistencia genética.  

Precisa que “los dominicanos somos los únicos que poseemos la variedad conocida como Pompadour, de color rojo moteada, netamente criolla, que es producto de una introgresión de germoplasma que ocurrió en épocas precolombinas y tiene un valor agregado para exportación, ya que es rica en antioxidantes. 

La investigadora del Idiaf indicó que la variedad Pompadour se siembra en pequeña escala, por la poca apreciación de los consumidores en el mercado local, pero es una buena candidata para exportación hacia mercados donde la diáspora dominicana en Estados Unidos y Europa, la demanda.

En la Estación Experimental Arroyo Loro localizada en San Juan de la Maguana, se dispone de material genético de gran diversidad de colores y tamaño del grano que han sido mejoradas para su adaptación al cambio climático (sequía, alta temperatura) y mayor resistencia a virus y plagas insectiles.

La investigadora en leguminosas, explica que se cuenta con una colección de variedades mejoradas biofortificadas (alto contenido de hierro, zinc y otros nutrientes), cuyo consumo corrige o previene la anemia en la población más vulnerable. Los productores pueden suplir este tipo de grano para el almuerzo escolar, los comedores económicos y los programas de asistencia social.

En cuanto al potencial del mercado haitiano, señala que no ha sido debidamente explotado. De acuerdo a informes del Ministerio de Agricultura de Haití, los productores del vecino país demandan semilla de leguminosas para la agricultura de subsistencia y recomendó aprovechar esta oportunidad ya que las variedades de habichuela y guandul desarrolladas por el Idiaf superan, en el vecino país, a otras importadas por su alta productividad,  resistencia a plagas y enfermedades y calidad.

En ese sentido destacó que los productores haitianos demandan la variedad de habichuela negra DPC40 IDIAF y las de guandules  IDIAF Primor y Arroyo Loro IDIAF, que han demostrado su excelente productividad y adaptación. Esta oportunidad de negocios debe ser aprovechada por las asociaciones de productores del valle de San Juan, quienes deben especializarse en la multiplicación de semillas de calidad para exportación.

Finalmente, sugirió que para aumentar la rentabilidad de la habichuela,  se debe promover su consumo en la población dominicana. El consumo de leguminosas en mayor proporción y las diversas coloraciones de granos ayuda a corregir deficiencias nutricionales, especialmente los afectados por enfermedades crónicas, como es el caso de la diabetes, problemas metabólicos y cardiovasculares, entre otros. 

La habichuela es de los pocos alimentos integrales, no procesados, de que dispone el dominicano, que contiene proteínas, micronutrientes, fibras complejas, vitaminas, enzimas y ácidos grasos que no se obtienen de los alimentos procesados.  

 

PIE DE FOTO:

FOTO 1. De izquierda a derecha, la doctora Graciela Godoy, investigadora en protección vegetal del IDIAF, Manuel Henríquez, productor de habichuela y el ingeniero Fausto Medina, director Centro Sur IDIAF, en momento en que muestra la variedad DPC 40 IDIAF, tolerante al virus del mosaico dorado amarillo de la habichuela.


FOTO 2. Variedad de habichuela mejorada por el Idiaf.